Unos
pensamientos más sobre la guerra:
La coalición
Ningún nombre podría ser más adecuado a la cooperación entre Estados
Unidos y el Reino Unido contra Irak.
En \"El Diccionario del Diablo\" del humorista estadounidense
Ambrose Bierce, publicado hace unos 100 años, se define \"coalición\"
como (cito de memoria) la cooperación entre dos ladrones que tienen sus
manos metidas tan profundo en los bolsillos del otro que no pueden robar a
un tercero separadamente.
Reconstruccionistas
El problema de los británicos y de los estadounidenses es que están poseídos
por una sed inagotable de reconstrucción.
Sueñan con ella noche y día. No pueden pensar o hablar de otra cosa. El
problema es que para reconstruir algo tienen que demolerlo primero. Sin
destrucción no hay reconstrucción.
Por ello los británicos, junto con los estadounidenses, están ocupados
destruyendo sistemáticamente Irak. Misiles y bombas, tanques y artillería,
barcos e infantería -todo sirve para facilitar la reconstrucción del país.
El objetivo principal de las ganas de reconstruir es, por supuesto,
Bagdad. Una ciudad de cinco millones de habitantes, con kilómetros y kilómetros
de edificios y calles, que puede ser reconstruida después de su demolición.
Si Bagdad se convierte en el escenario de un combate callejero del tipo de
Stalingrado, casa por casa, calle por calle, habrá, por cierto, bastante
que reconstruir.
Los
nuevos mongoles
El apetito por reconstruir separa a los nuevos conquistadores de sus
predecesores, los mongoles, que conquistaron Bagdad en 1258, mataron al
califa (que ya se había rendido) y destruyeron por completo la ciudad,
después de masacrar a todos sus habitantes: hombres, mujeres y bebés.
No trajeron consigo equipos de reconstrucción, pero asolaron Irak. Los
canales de irrigación que habían sido construidos durante miles de años
de civilización fueron devastados. Este evento ha sido registrado en la
historia como uno de los mayores desastres que jamás acaecieron en el
mundo árabe.
A propósito, dos años más tarde los musulmanes aniquilaron al ejército
mongol en la batalla de Ein-Jalud (que es actualmente el kibbutz
Ein-Harod), un capítulo importante en la historia palestina. Fue el fin
de los mongoles en el Medio Oriente, pero la región jamás se recuperó
de la devastación mongol, hasta nuestros días.
Demolición
y beneficios
Además del objetivo idealista de ayudar al pueblo iraquí, existe también
un aspecto más material en la reconstrucción. Será un inmenso negocio.
Las grandes corporaciones estadounidenses -algunas de las cuales
conectadas con los paladines de la administración Bush - ya se están
disputando los despojos. Claro que no permitirán que participen los
extranjeros. Para citar un dicho estadounidense: \"Los despojos
pertenecen a los vencedores\".
Un espectáculo bastante detestable: aun antes de que se destruyan las
ciudades iraquíes, los gigantes corporativos ya se están repartiendo los
beneficios por su reconstrucción.
Humanitarios
El inagotable idealismo de los anglo-estadounidenses encuentra asimismo su
expresión en el impulso a la ayuda humanitaria. Se está convirtiendo en
toda una obsesión. Se llevará ayuda humanitaria al pueblo iraquí, la
quieran o no.
¿Los habitantes no quieren la ayuda prometida? ¡Ah! Ya veremos. Los
bombardearemos, los hambrearemos -hasta que abran sus puertas y permitan
que ingrese la ayuda humanitaria. Después de todo, uno no puede ayudar a
la gente mientras la ciudad siga controlada por el malvado Sadam, maldito
sea su nombre, cuyo único objetivo es impedir que la ayuda humanitaria
llegue a su pueblo.
La coalición podría, por cierto, lanzar alimentos y agua -en lugar de
bombas- desde el aire. Se podría organizar un breve cese el fuego, para
que ingrese ayuda humanitaria a la ciudad sitiada. Pero eso ha sido
prohibido por Donald Rumsfeld, otro gran humanitario. Así que realmente
no queda otra alternativa que bombardearlos hasta que estén maduros para
la ayuda.
Amos
y nativos
Como un tráiler de la ayuda humanitaria que llegará después de la
ocupación de Basora, los británicos han distribuido una película sobre
la llegada de ayuda a una aldea en el camino. Quedaron tan satisfechos con
esa obra maestra informativa, que la presentaron docenas de veces en la
televisión. Se ve lo siguiente: un camión británico que lleva alimento
y agua. Los aldeanos, sobre todo mujeres y niños desesperados, sitian el
camión. Ruegan que les den agua. Los soldados distribuyen agua mineral a
la multitud enloquecida -una botella a cada niño y mujer. Después de días
de sed, un (¡un!) litro por familia.
Toda la escena es repugnante. El hambre y la sed de la población,
atrapada en medio de los combates, son explotados para una desvergonzada
propaganda. Los británicos se muestran una vez más como siempre han sido
vistos en Irak, como amos coloniales arrogantes, haciendo un favor a los
nativos. Para todo testigo árabe, es la máxima humillación.
Robando para los robados. Para financiarlo todo -la destrucción, la
reconstrucción, la ayuda humanitaria y todo lo demás- se requiere
dinero. ¿De dónde procederá? Del petróleo iraquí, desde luego.
Por ello, es deber humanitario de los estadounidenses apoderarse de los
campos petrolíferos lo más rápido posible. No para su propio provecho,
¡a quién se le puede ocurrir algo semejante!, sino para los iraquíes.
Para ayudarles y hacer el bien.
Cada niño sabe ya que esta guerra es por el petróleo. EE.UU. quiere
apoderarse de las reservas iraquíes, las segundas por su tamaño en el
mundo (después de las reservas saudíes), y controlar las reservas
vecinas del Mar Caspio, de Irán y del Golfo. Ahora sucede que todo es por
el bien del propio pueblo iraquí. Para que tengan algo que comer y
medicinas para los niños.
Todo esto, después de las sanciones de la ONU, impuestas por exigencia de
los EE.UU., que durante muchos años han causado desnutrición, la muerte
de cientos de miles de niños de hambre y enfermedad y la destrucción de
la infraestructura iraquí - todo en nombre de \"petróleo por
alimentos\".
Oh,
Orwell, Orwell
¿Qué hubiera dicho
Orwell sobre esta guerra?
En su libro \"1984\", el Ministerio de la Verdad acuñó frases
como \"Guerra es Paz\", \"Libertad es Esclavitud\" e
\"Ignorancia es Poder\". Se sentiría en su casa en esta guerra.
Ocupación es Liberación, la guerra es un deber humano, el derrocamiento
de un gobierno extranjero es un cambio de régimen, la inanición es ayuda
humanitaria, la lucha contra un invasor extranjero es servir a un tirano,
el bombardeo de una ciudad es un servicio a la gente.
La verdad es siempre la primera víctima de toda guerra. Pero parece que
en esta guerra en particular sufre aún más de lo acostumbrado. La
mendacidad, la hipocresía, la desinformación y el lavado de cerebro
desvergonzado, están celebrando una fiesta. Generales de cuatro estrellas
parlotean consignas manifiestamente mentirosas, periodistas estrella de
todo el mundo las aceptan ansiosamente, redes mundiales de televisión las
repiten diligentemente y los medios israelíes se las tragan todas.
Buen provecho.
31 de marzo de 2003
Uri Avnery ha seguido de cerca la carrera de Sharon durante cuatro décadas.
Durante los años ha escrito tres amplios ensayos biográficos sobre su
persona, dos (1973 y 1981) con su cooperación Avnery aparece en el nuevo
libro: \"The Other Israel: Voices of Refusal and Dissent\"
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