El
obeso. Es una deformidad por exceso de conformismo, que traduce la
hiperdimensión de un carácter social tan saturado como vacío, donde se
han extraviado la escena social y la del cuerpo.
La
escena social y la escena del cuerpo perdidos a causa del conformismo que
tanto satura como vacía lo social.
Son
fascinantes por su olvido total de la seducción.
Obesidad
fetal: es como si estuvieran preñados de su cuerpo y no llegaran a parir.
El cuerpo crece, crece, crece, sin llegar a parirse a sí mismo.
Obesidad
secundaria: obesidad de simulación a imagen de los sistemas actuales que
se preñan de tanta información que nunca llegan a parir, delirio de
almacenarlo todo, inventariar el mundo y la información e instalar al
mismo tiempo una potencialidad monstruosa de la que ya no hay representación
posible.(1)
Obesidad
de toda una cultura, obesidad espectral, en absoluto carente de peso,
flota en una buena conciencia de socialidad. Encarna la forma informe, la
morfología amorfa de lo social actual: paradigma individual ideal de la
reconciliación, del nicho cerrado, autogestionado.
No
se discute la obesidad de una conjunto de individuos. Es la obesidad de
todo un sistema. Es la obesidad de toda una cultura. La obesidad de lo
social.
Ya
no se trata de unos cuerpos sino de los especímenes de una cierta
inorganicidad cancerosa, que acecha por todas partes.
Lo
social está aislado como función. Socioesfera de contacto, de control,
de persuasión y de disuasión, de exhibición de las inhibiciones en
dosis masivas y homeopáticas: eso es la obsenidad.
La
determinación viviente se pierde en una programación desesperada.
Legitimidad
transpolítica: después de la gestión de la crisis, la autogestión
abierta del deficit y de la monstruosidad.
Franz
von Baader califica la metástasis como la anticipación de la muerte en
el seno de la vida misma. Esta imagen es perfectamente asimilable a los
sistemas actuales de información, también metastásicos en el sentido de
una anticipación del sentido muerto en la significación viva, y con ello
producción de un exceso de sentido, producción del sentido superfluo.
El
obeso hace aparecer el sexo como superfluo. Tiene esto en común con el clónico.
Eso
es lo obsceno: no que haya demasiado sexo, sino que finalmente el sexo sea
superfluo.
El
obeso es obsceno no porque tenga demasiado cuerpo, sino porque el cuerpo
que tiene resulta superfluo.
(1)
Cf. la opinión de Umberto Eco cuando afirmaba que ante la saturación
informativa que produce la web, la virtud a desarrollar es la capacidad de
selección.
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