Lo
obsceno es
la pérdida del secreto, de la distancia y del dominio de la ilusión.
Se
ha olvidado completamente esta forma de soberanía que consiste en el
ejercicio de los simulacros en tanto tales. La única soberanía está en
el dominio de las apariencias, la única complicidad está en la división
colectiva de la ilusión y del secreto.
El
modo de aparición de la ilusión es el de la escena, el modo de aparición
de lo real es el de lo obsceno.
Lo
que ya no produce ilusión es muerte, que inspira terror. Es lo que hace
el cadáver pero también el ser clónico, y más generalmente todo lo que
se confunde tanto consigo mismo que ya no es capaz de jugar con su propia
apariencia. Este límite de la desilusión es la muerte. Hay que
recomponer la ilusión, recuperar la ilusión, esta fuerza a la vez
inmoral y maléfica de arrebatar lo
mismo a lo mismo que se llama seducción.
La
ilusión no es falsa, pues no utiliza signos falsos, sino signos
insensatos.
La imagen es más sutil que lo real puesto que sólo tiene dos
dimensiones, y es, en consecuencia más seductora.
El trompe-l'oeil:
añadiendo a la pintura la ilusión de lo real, es en cierto modo más
falso que lo falso, es un simulacro de segundo grado.
También
la seducción es más falsa que lo falso.
En el movimiento de la seducción
es como si lo falso resplandeciera con toda la fuerza de lo verdadero.
Como si la ilusión resplandeciera con toda la fuerza de la verdad. ¿Qué
podemos hacer en contra de eso?
El
secreto del juego también es total: consiste en que el dinero no existe.
Es como el secreto del poder: es lo que no existe; o el de la seducción:
el deseo no existe.
El secreto del juego consiste en que el dinero no
tiene sentido. Sólo existe como apariencia. La sustancia del valor
aparece en él volatilizada por el juego de las apariencias, por la
arbitrariedad de la regla. Por el contrario, en la economía política y
del intercambio el dinero soporta toda la operación simbólica del valor.
En el juego, el reparto de dinero es puro simulacro, aliviado de cualquier
obscenidad para circular únicamente de acuerdo con la regla arbitraria.
En
el consumo o el gasto, hay que creer apasionadamente en el dinero y en el
valor para consumirlos. Se trata de una pasión cálida.
En
el juego no hay que creer en nada, hay que poseer un secreto de la
inexistencia del dinero, salvo como fuerza de apariencia y de
metamorfosis, como fuerza de simulación. Se trata de una pasión cool.
Si
lo falso puede transparentar toda la fuerza de lo verdadero -ésta es la
forma sublime de la ilusión y de la seducción-, también lo verdadero
puede transparentar toda la fuerza de lo falso -y es la forma de la
obscenidad.
Ilusión.
(Del lat. illusîo -õnis) Concepto, imagen o representación
sin verdadesra realidad, sugeridos por la imaginación o causados por
engaño de los sentidos. // 2. Esperanza acariciada sin fundamento
racional. // 3. Ret. Ironía ácida y picante.
Seducir.
(Del lat. seducêre) Engañar con arte y maña; persuadir
suavemente al mal. // 2. Embargar o cautivar el ánimo.
Obsceno.
(Del lat. obscënus) Impúdico, torpe, ofensivo al pudor.
Obscënus, a, um. De mal aguero, infausto, siniestro, funesto,
fatal.// Indecente, deshonesto, impuro, obsceno, torpe. // Sucio, inmundo.
Lo
obsceno es lo más verdadero que lo verdadero, la plenitud del sexo, la
forma pura y vacía, el acoplamiento de lo verdadero con lo verdadero. Es
el sexo tomado en su propia exhibición, fijado en su excrescencia orgánica,
orgásmica, como el cuerpo en la obesidad, como las células en la metástasis
cancerosa. No una forma envilecida, caricaturesca y simplificada de la
sexualidad, sino la exacerbación lógica de la función sexo, lo más
sexo que el sexo; no es la copulación de los cuerpos lo que es obsceno,
es la redundancia mental del sexo, es la escalada de verdad que conduce al
vértigo de la pornografía.
El
mismo proceso lleva al vértigo encantado de la seducción. La plenitud en
la que sólo se transparenta el vacío, eso es lo obsceno. La extenuación
del sentido, la cualidad de efímero del signo en el que transparenta el
extremo del placer, eso es la seducción.
Más
visible que lo visible, eso es lo obsceno.
Más
invisible que lo invisible, eso es el secreto.
Lo
obsceno es el fin de toda la escena.
Esta hipervisibilidad de las cosas
también es la inminencia de su fin, el signo del apocalipsis.
Es, con el
fin del secreto, nuestra condición fatal. Si se resuelven todos los
enigmas, las estrellas se apagan. Si la ilusión es entregada a la
transparencia, el cielo se hace indiferente a la tierra.
En
términos de "relación" social: ya no es una socialidad mítica
trascendente, es una socialidad patética de simulación, de contacto
(como las lentes), de prótesis, de reaseguro.
El grupo está obsesionado
por la socialidad como el individuo está obsesionado por el sexo: ambos
están obsesionados por su desaparición.
Todo
lo que se impone por su presencia objetiva, es decir abyecta, todo lo que
no posee el secreto ni la ligereza de la ausencia, todo lo que, como el
cuerpo en putrefacción, está entregado a la única operación material
de su descomposición, todo lo que, sin máscara, sin maquillaje y sin
rostro, está entregado a la operación pura del sexo o de la muerte, todo
esto puede ser denominado obsceno y pornográfico.
La
obscenidad adopta todos los rostros de la modernidad.
El
porno tiende al documento del sexo, lo retro tiende al documento del
evento, del rasgo cultural, del personaje histórico. Se trata de una
exacción: se expulsan las cosas a la realidad, se las significa a la
fuerza.
Todo
lo real ha pasado a la hiperrealidad porno, lo presente a lo retro, la
musiquita del sentido a la estereofonía de las señales.
Solicitación,
sensibilización, empalme, atracción, contacto, conexión: toda esta
terminología es la de una obscenidad
blanca.
Es la obscenidad del cambio, de la liquidez feroz de los
signos, de los valores, de la extroversión total de los comportamientos
en lo operacional... Obscenidad blanca e impersonal de los sondeos y las
estadísticas.
Todo
el mundo debe entregar su secreto.
La
mirada nunca es obscena.
Es obsceno lo que ya no puede ser mirado, ni en
consecuencia seducido por la mirada; lo que está entregado, desnudo, sin
secreto, a la devoración inmediata.
Cuando
todo está sobresignificado, el sentido se hace inaferrable.
Cuando todos
los valores están sobreexpuestos, aparece aniquilado el crédito de cada
valor.
Lo
porno dice en el fondo: existe una medida puesto que yo soy su exceso.
El
equilibrio, la armonía del contrato social han desaparecido en el
horizonte de la historia y estamos entregados a la obscenidad pura del
cambio.
El
apogeo de la obscenidad blanca aparece
en el hundimiento de la escena política.
Superrepresentación.
Al comienzo estaba el secreto y era la regla del juego de las apariencias,
después la inhibición fue la regla del juego de la profundidad, lo
obsceno es la regla del juego de un universo sin apariencias y sin
profundidad.
Universo de la transparencia.
Obscenidad blanca.
Ni
espectadores, ni actores: somos unos mirones sin ilusión.
Estamos
anestesiados porque ya no existe estética de la escena política, ya no
existe regla de juego.
La información y los media son una pantalla sin
profundidad, una banda perforada de mensajes y de señales a las que
corresponde también una lectura perforada del receptor.
Hoy:
·
no
hay trascendencia sino la superficie inmanente de las operaciones,
superficie lisa, operacional, de la comunicación
·
era
proteica de las redes, era narcisista y proteiforme de la conexión, del
contacto, de la contigüidad, del feed-back, de la interfaz generalizada
·
todo
el universo y nuestro propio cuerpo se convierten en pantalla de control
·
abstracción
formal y operacional de todos los elementos y las funciones,
homogeneizados en un único proceso virtual
·
desplazamiento
de las gestualidades, de los cuerpos, de los esfuerzos a unos mandos eléctricos
o electrónicos
·
miniaturización
del tiempo, del cuerpo, de los placeres
·
la
instantaneidad de la comunicación ha miniaturizado nuestros intercambios
en una sucesión de instantes
·
ya
no estamos en el drama de la alienación, estamos en el éxtasis de la
comunicación
·
pornografía
de:
- la información, la comunicación, los circuitos y
las redes
- las funciones y de los
objetos en su legibilidad, su fluidez, su disponibilidad, su regulación,
su polivalencia, en su significación forzada, en su expresión libre
A
la obscenidad negra / cálida (promiscuidad orgánica, visceral, carnal)
le sucede la obscenidad blanca / fría (saturación superficial,
solicitación incesante, exterminio de los espacios intersticiales).
"Yo
ya no consigo saber lo que quiero, hasta tal punto es fuerte la presión
de todo lo que quiere hacerse oír" (Baudrillard, Jean, Las
estrategias fatales, 1984).
Existe
una mutación original de las formas de percepción y de placer.
Según
Callois: la escena nos apasiona, lo obseno nos fascina.
Con la fascinación
y el éxtasis, la pasión desaparece.
El universo de lo cálido: inversión,
deseo, pasión, seducción, expresión, competición.
El universo de lo frío,
de lo cool: éxtasis, obsenidad, fascinación, comunicación, riesgo, vértigo.
El
terror del esquizofrénico: la proximidad excesiva de todo, la
promiscuidad inmunda de todas las cosas, que lo tocan, lo invierten, lo
penetran sin resistencia: ninguna aureola protectora, ni siquiera el
cuerpo, lo rodea.
"El esquizo
está desprovisto de cualquier escena, abierto a pesar suyo a todo
en la mayor confusión, es obsceno él mismo, es la presa obscena de la
obscenidad del mundo, está sujeto a la proximidad absoluta, sin defensa,
sin retroceso, lo caracteriza el fin de la interioridad y de la intimidad,
la sobreexposición y la transparencia al mundo, que lo atraviesan sin que
él pueda obstaculizarlo, porque ya no puede
producir los límites de su propio ser, y ya no puede reflejarse:
ya no es más que una pantalla absorbente, una plataforma giratoria e
insensible de todas las redes de influencia.
Potencialmente lo somos todos" (Baudrillard, Jean, Las estrategias fatales, 1984).
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