"Casi siempre se hallan en nuestras manos los  recursos que pedimos al cielo." 
William Shakespeare

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  ARTÍCULOS: ARCHIVO

 


             La adopción

                           por Mario Coppolillo*

                             Primera parte

 

 

 

Consideraciones generales  

En el transcurso de la historia, la adopción ha experimentado profundos cambios en sus finalidades. Hubo casos en los que representaba un recurso para evadir la excesiva onerosidad de los impuestos de herencia, también se sirvieron de ella otros que deseaban evitar la desaparición de un apellido. En el Derecho Romano se buscó perpetuar a las grandes familias, el caso de Fabios, Césares y Escipiones. Hay historias de familias romanas que son verdaderas historias de adopciones. Otro motivo de adopción hizo posible desheredar a los ascendientes buscando como recurso la aparición de un hijo adoptivo.

 

Actualmente las estadísticas revelan un marcado incremento del número de parejas privadas de descendencia que buscan este recurso respondiendo al natural deseo de tener un hijo y que permite restituirle al niño deshijado el marco constitutivo de las relaciones familiares que ha perdido a causa del abandono.

Para que haya padres adoptantes es necesario que haya padres abandonantes, el abandono es el fundamento de la adopción, el adoptante necesita de un otro para realizar su deseo de tener un hijo, el deseo imposible de un hijo propio se sustituye por el deseo de tener uno ajeno. Lo que no pudimos tener, lo tenemos (adoptantes), lo que se pudo tener, no se tuvo (abandonantes).La pareja infértil se enfrenta con la opción de renunciar a la descendencia o decidirse por la institución adoptiva. La gran mayoría de parejas  que eligen adoptar lo hacen movidos por una imposibilidad biológica, su infertilidad y es aquí donde hay que prestar una cuidadosa atención, es  muy importante considerar las consecuencias emocionales que se han instalado en la vida de la pareja. Es éste el motivo por el que hoy se sugiere una cuidadosa preparación previa al emplazamiento del hijo adoptivo.

 

Las mujeres infértiles, en general, han vivido una larga y penosa historia ginecológica, resistiendo ante los reiterados fracasos terapéuticos hasta llegar a ser diagnosticadas como infértiles, lo mismo ocurre cuando el causante de la imposibilidad de procrear es el varón. La angustia y la frustración asumen formas veladas y muy sutiles con relación al "hijo-soñado-deseado-que-no-vino ". La relación con el hijo propio no nacido puede permanecer tanto en uno como en el otro miembro de la pareja, el hijo no nacido es el "hijo-del-deseo-que-no-vino", en consecuencia, el hijo ajeno recibe las proyecciones del propio por haber sido instalado en su lugar.

 

La esterilidad coloca a la pareja en una situación muy particular, especialmente cuando pensamos en la especial valoración existente en nuestra cultura con relación a la maternidad y la paternidad. La esterilidad sigue representando en nuestra sociedad una "rareza", a veces, se la considera un estigma, una falta, y hasta una cierta "anormalidad” que denuncia la imposibilidad de gratificación, justamente, en el espacio destinado a procrear. El sentimiento de renuncia generado por esta imposibilidad se constituye como una vivencia dolorosa que asume diferentes matices y adoptar representa una "salida" de esta situación, pero al mismo tiempo el ingreso a una problemática compleja que impregna la totalidad de la vida de los adoptantes. A veces se ve en la adopción una forma de reasegurar la continuidad del vínculo matrimonial, también una manera de restaurar el daño ocasionado al narcisismo por la imposibilidad de engendrar un hijo, en consecuencia, cuando se ha tomado la decisión de adoptar es necesario plantearse un profundo y cuidadoso esclarecimiento de sus causas. Una vez producida la llegada del hijo adoptivo los adoptantes comienzan a plantearse innumerables interrogantes que suelen generar situaciones de extrema ansiedad y temor. No es extraño el reclamo de ciertas seguridades con respecto al adoptado. Esto nos conduce a una reflexión más profunda. Nos deberíamos preguntar ¿para quién la seguridad?,¿para los adoptantes, si reciben un niño sano, sin riesgos de un desarrollo conflictivo?, ¿con determinadas características físicas y un potencial de inteligencia que asegure una feliz adaptación al medio que ellos ofrecen? Todos estos y muchos otros son los motivos que inducen a una cuidadosa y responsable preparación, sólo si se reúnen las condiciones emocionales es posible recomendar esta alternativa y se podrá asegurar al adoptivo un marco familiar estable que ofrezca un desarrollo adecuado y saludable, al mismo tiempo que representa un beneficio a la comunidad seriamente afectada por el abandono de niños. Partimos del supuesto de que los organismos destinados a controlar la adopción son responsables en las situaciones que están en juego, ya se trate del adoptado como de los adoptantes, El objetivo es evitar nuevas y penosas frustraciones. La institución adoptiva es el medio más idóneo para restituir al abandonado aquello que no tuvo, mientras que a la pareja infértil le otorga la posibilidad de lo imposible, prohijar a un hijo ajeno. Es evidente que la figura de la adopción beneficia tanto a unos como a otros y a la sociedad en conjunto porque resuelve en gran parte la trágica experiencia del abandono infantil.

Las alternativas que ofrece nuestra sociedad en cuanto al abordaje del abandono son penosas e insuficientes. Los riesgos a que se expone al niño abandonado por sus padres son innumerables y en un alto porcentaje irreversibles. Nuestra sociedad se muestra impotente y no sabe organizar los recursos para aplicar una verdadera y adecuada asistencia. Tampoco se cuenta con una filosofía que permita un marco referencial y operativo. Una gran cantidad de chicos abandonados se convierte en "protegidos del Estado” lo que rara vez pone a salvo al niño de los riesgos que implica el abandono, permanecen largos años institucionalizados en casas maternales, orfanatos u hospitales. También existen otras categorías de chicos abandonados, hijos de padres encarcelados, o de padres divorciados, huérfanos que son criados por otros que no son sus padres y otros cuyas familias se han desintegrado. La adopción y la tutela son opciones con las que contamos para responder en parte a esta problemática. La tutela moral reviste un aspecto de participación social en la que se ofrece asistencia y educación, además de un marco institucional que no suele ser siempre suficiente como para contener la angustia producida por la renuncia de los padres a criar y amar a sus hijos. Son conocidos los resultados de investigaciones en el tema del abandono y la institucionalización del abandonado, los efectos más visibles son los referentes al retraso del lenguaje, las dificultades para establecer vínculos afectivos, el déficit emocional e intelectual, etc.

 

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La adopción

  por Mario Coppolillo*

   Segunda parte

 

 

 

En efecto, es la institución adoptiva la medida más adecuada para ofrecer a un chico sin familia la posibilidad de recrear los vínculos familiares perdidos y restablecer al mismo tiempo las condiciones fundamentales de un desarrollo pleno de sus potencialidades.

Desde la perspectiva jurídica es preciso  admitir que no todos los niños abandonados pueden ser acogidos dentro de la normativa que regula la adopción, se consideran ciertos requisitos que, tienen como finalidad preservar, no sólo los derechos del niño y los de los adoptantes sino también los de los padres de orígen con respecto del niño. En concecuencia no pueden ser adoptados todos los niños que se encuentren en situación de abandono. Los nuevos ordenamientos jurídicos que regulan la institución adoptiva abrieron nuevas posibilidades en los últimos años, tanto a los abandonados como a los adoptantes. Se atenuaron ciertas exigencias y se incrementó la posibilidad de acceder a la adopción. Se robusteció el vínculo adoptivo al mismo tiempo que se logró la equiparación del adoptado con el hijo legítimo y en muchos países el plazo de espera se ha reducido considerablemente.

Sin embargo, la problemática del abandono no ha llegado a ser objeto de un abordaje 
consciente y amplio, además de no contar con presupuestos estatales para llevar a la 
práctica los conocimientos alcanzados en el tema. La existencia de niños abandonados debería ser una responsabilidad colectiva, de lo contrario nos encontraremos con lo que nos ocurre hoy, un amplio sector social que vemos absolutamente desatendido y con un futuro incierto sin soluciones posibles.La experiencia nos ha mostrado que en un contexto social apropiado, las madres solteras, pueden conservar a sus hijos, darles la educación necesaria y criarlos junto a ellas. Una asistencia educativa, orientadora y planificada, que tienda a desculpabilizar a estas madres, y más aún, si esta tarea se lleva a cabo dentro de una relación de neutralidad y respeto podría aportar a estas mujeres la ayuda apropiada para emprender la búsqueda de los más conveniente, para ellas y para sus hijos. Entonces deberíamos plantear justamente lo contrario, no el abandono sino la aceptación, pero dada la situación de nuestra realidad, la perspectiva de la aceptación movilizaría todo el andamiaje de nuestros valores sociales. En nuestro país, por ejemplo,esta practica basada en una nueva filosofía sería algo imposible de aplicar. En algunas comunidades  escandinavas las madres solteras cuentan con un sistema de asistencia dotado con personal especializado, cuya tarea consiste en brindar información y asesoramiento a todas las madres que lo requieran y el objetivo de estos servicios es que estas madres consultantes lleven a buen término la solución a´estos problemas. En caso de necesidad, incluso la madre puede requerir el ingreso a un centro o institución con el fin de recibir protección y solución a este tipo de dificultades, ya que de lo que se trata es de evitar el abandono del niño, los problemas hay que resolverlos en sus causas y no en sus efectos, es mucho más aficaz evitar el abandono que buscar soluciones a la infancia abandonada que tiene mayores costos en materia de sufrimiento y más riesgos en cuanto a la búsqueda de un contexto para el abandonado.

 

Problemática de los adoptantes

 

La adopción, en cuanto empresa educativa, proveedora de afecto y protección representa la mejor solución para la problemática de la infancia abandonada,aunque en algunos casos la peor, si tenemos en cuenta que este recurso que nos ofrece la cultura, es un hecho determinado por una voluntaria elección de la pareja biológicamente infértil ( o no ), pero al mismo tiempo la adopción constituye un hecho que es producto de una historia triste, angustiosa y lamentable, tanto para el 
niño como para sus padres biológicos.                                                                                                                                     

En tiempos pasados, el emplazamiento de un niño en la familia adoptiva no implicaba un análisis pormenorizado y profundo de las condiciones de aquella familia. Era sólo suficiente con verificar la situación económica de los adoptantes y la posición social que ocupaban.

Sin embargo hoy, y como resultado de nuestro progreso social y teniendo en cuenta los derechos del niño, se pretende ir más lejos de los límites impuestos en otros tiempos, los candidatos que aspiran a la adopción se hallan más axigidos  en cuanto a requisitos que deben reunir para materializar su aspiración. No sólo se explora el nivel económico de los adoptantes, también se consideran las motivaciones que los impulsan a prohijar, sus capacidades afectivas, el vínculo entre ellos, sus cualidades educativas,etc.

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La adopción

    por Mario Coppolillo*

                                                                                  Tercera parte

 

Los estudios realizados sobre la pareja que va a adoptar tienen como finalidad primordial salvaguardar   los intereses del niño y al mismo tiempo comprobar si las condiciones que ofrecen los adoptantes son propicias para garantizar un desarrollo evolutivo saludable en todos los aspectos, psicológicos,sociales, educativos, económicos,etc.

A menudo, los adoptante recurren a la institución adoptiva después de largos estudios y frustrantes experiencias que concluyen en una traumática certeza de infertilidad y los motivos conscientes de la adopción responden claramente al deseo de tener un hijo, no obstante se han visto casos en que después de haber concretado la adopción la madre llega a quedar embarazada, lo que demuestra que en ciertos casos se trataba de una infertilidad de orígen funcional. El cuidado del niño, el contacto afectivo con él  determinan la desaparición de los temores que la incapacitaban para lograr la fecundación. Estos temores incoscientes relacionados con la concepción, el parto y la maternidad, se atenúan y hasta desaparecen por el hecho placentero de estar junto al niño y obtener gratificaciones por todo lo que comporta su presencia. Al perder el miedo se reduce la ansiedad  y los mecanismos que incapacitaban para la fecundación dejan de actuar y la mujer que hasta el momento había sido diagnosticada como infértil inicia el proceso de gestación. Evidentemente, esto no ocurre en todos los casos,de lo contrario,la adopción sería una condición beneficiosa para que toda mujer diagnosticada infértil pueda quedar embarazada y acceder así a la maternidad.Muchas vecces se adopta y al mismo tiempo la pareja renuncia a la esperanza de tener un hijo propio. En casos muy complicados, sucede que no hay un diagnóstico como para que la pareja tome una resolución definitiva, los exámenes demuestran que no existen causas orgánicas concretas que impidan la procreación, pero ésta no se produce y la pareja se mantiene en la duda sin poder tomar una decisión que les permita proyectar sus anhelos con miras a la posibilidad de criar y educar.Muchas parejas recurren a la adopción después de haber experimentado la pérdida de un hijo propio. En éstos casos la adopción puede convertirse en un medio para compensar la dolorosa vivencia que deja la desaparición de un hijo, situación difícil y delicada porque coloca al adoptivo en el lugar del hijo desaparecido.Los adoptantes, en estos casos, pueden desarrollar una tarea valiosa con el adoptado, siempre que el pasado tan doloroso no proyecte sus consecuencias negativas sobre él. Es necesario en estos casos sugerir a los padres un período de asistencia psicoterapéutica   previo a la adopción que ayude a encausar el sentimiento de pérdida y llevar a cabo una sana reparación de los aspectos dañados del narcisismo de ambos. Insistimos en que gran parte del éxito de una adopción  se debe al hecho de que los adoptantes puedan prohijar teniendo lo más claro posible las motivaciones que impulsan al deseo de adoptar. Esclarecer profundamente las fantasías de los adoptantes acerca de lo que implica prohijar un hijo de otro, si podrán o no hacerse cargo de informar acerca del orígen y de todo aquello que hace a esta problemática

 

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La adopción

    por Mario Coppolillo*

                                                                                     Cuarta parte

 
Las fantasías del robo del hijo
 
La situación de los adoptantes,por la misma condición que caracteriza al acto de adoptar,nos exige una reflexión acerca de ciertos postulados psicoanalíticos derivados de las experiencias emocionales por las que atraviesa toda mujer durante su período de gestación.
Desde el primer momento en que la mujer embarazada tiene consciencia de su estado se verá enfrentada con la imagen de su propia madre, reactualiza durante el embarazo y parto la primitiva relación que ha vivido con ella. Se trata, por lo tanto,de una doble identificación. Se establece una situación especular con el propio hijo que está gestando, en este proceso la embarazada reactiva su propia experiencia en el interior del cuerpo de su madre, es decir, su propia vivencia intrauterina.Al mismo tiempo, el hijo que está gestando representa a su propia madre, de este modo,su relación ambivalente con ella se reactiva en la relación con el hijo, pero este puede asumir otras representaciones para ella, puede activarse la fantasía de que es un hijo robado a la madre y aquí recurrimos a los conceptos elaborados por Melanie Klein para esclarecer y explicar estos procesos fantasmáticos relativos a las tempranas experiencias inconscientes de las niñas (deseos de despojar a la madre de los contenidos valiosos que alberga el interior de su cuerpo) Una inadecuada elaboración de estas fantasías puede generar serios trastornos durante el embarazo, incluso pueden ser factor determinante de muchos casos de esterilidad funcional. En los temores de la mujer embarazada a dar a luz un ser anormal, monstruoso, se ponen de manifiesto las primitivas fantasías que son vividas como monstruosas. En la fantasmagoría incosciente, incluso en los mismos sueños, el hijo en gestación adquiere la representación de un destructor del interior de su cuerpo. Cuando nos referimos a la esterilidad, decimos que la mujer estéril puede sentirse víctima de un castigo impuesto para destruir su capacidad reproductiva, castigo-venganza proveniente de su propia madre.La mujer embarazada que teme ser dañada por el hijo que está gestando tiene la vivencia de que el embarazo es algo peligroso impuesto por su madre, lo que convierte al embarazo en castigo. En muchos casos, esto se expresa, por medio de los intentos de abortar, lo que genera profundos sentimientos de culpa. En el caso de la adopción, por el mismo hecho de recibir un hijo de otra mujer, y sin la  mediación del proceso biológico, las fantasías del robo del hijo se acentúan de manera considerable. La adoptante experimenta de modo casi constante que la madre biológica volverá algún día para recuperar a su hijo y así vengarse de ella por hebérselo robado.
Estudios antropológicos realizados en las islas Marquesas revela que,cuando las mujeres dan a luz,un personaje caracterizado como brujo lleva a cabo un ritual en el que produce sonidos para dar la idea de que aparece para llevarse a los niños recién nacidos.En las madres adoptivas, todas estas fantasías  persecutorias y culpabilizantes adquieren un especial relieve. Las fantasías persecutorias de la adoptante, en relación a su propia madre "vengativa y todopoderosa",son proyectadas hacia la madre biológica del adoptado. La madre de orígen "todopoderosa-y-capaz-de-engendrar" adquiere un carácter persecutorio, creando al mismo tiempo sentimientos de culpabilidad, dado que la madre biológica, en las fantasías inconscientes de la adoptante, ha sido despojada del hijo y condenada a la pérdida, "castrada".Estos sentimientos de culpabilidad pueden influir negativamente en el vínculo con el adoptado.
Es frecuente que, en las entrevistas previas a la adopción, muchas madres adoptantes declaren su preferencia por no saber nada sobre la madre biológica, lo que demuestra una profunda preocupación acerca de aquella.
De todo esto se deduce que los adoptantes emprenden una difícil tarea que, requiere una cuidadosa y delicada preparación y profilaxis orientada a esclarecer las fantasías y ansiedades propias de esta problemática.


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La adopción

   por Mario Coppolillo*

                                                                                    Quinta parte

 

Este incipiente extrañamiento de los padres, que puede designarse como novela familiar de los neuróticos, continúa como una nueva fase evolutiva que raramente subsiste en el recuerdo consciente, pero que casi siempre puede ser revelada por el psicoanálisis.En efecto,tanto la esencia misma de la neurosis como la de todo talento superior tiene por rasgo característico una actividad imaginativa de particular intensidad, que manifiesta primero en los juegos infantiles, domina más tarde, hacia la época puberal, todo el tema de las relaciones familiares. Un ejemplo característico de este tipo particular de fantasía lo hallamos  en el conocido ensueño diurno, que persiste mucho más allá de la pubertad. Examinando detenidamente  estos sueños diurnos, compruébase que sirven a la realización de deseos y a la rectificación de las experiencias cotidianas, persiguiendo principalmente dos objetivos, el erótico y el ambicioso, aunque tras este último suele ocultarse también el fin erótico. Hacia la época  mencionada,la imaginación del niño se dedica pues a la tarea de liberarse de los padres menospreciados y a reemplazarlos por otros, generalmente de categoría más elevada. En esta relación el niño aprovecha cualquier coincidencia oportuna que le ofrezcan sus experiencias reales-como los encuentros con el señor feudal o el terrateniente,si vive en el campo, o con algún dignatario o aristócrata en la ciudad-,despertando dichas vivencias casuales la envidia del niño, que luego se expresa en las fantasía de sustituir al padre y a la madre por otros más encumbrados. La técnica aplicada para realizar tales fantasías-que en ese período son,por supuesto conscientes-depende de la habilidad y del material que el niño encuentre a su disposición. También es importante considerar si las fantasías son elaboradas con mayor o menor afán de verosimilitud. Esta fase se alcanza en una época en la cual el niño ignora todavía las condiciones sexuales de la procreación.
Poco después, cuando el niño llega a conocer las múltiples vinculaciones sexuales entre el padre y la  madre,cuando comprende que pater semper incertus est, mientras que la madre es certísima, la novela familiar experimenta una restricción particular, se limita en adelante a exaltar al padre, pero ya no duda del origen materno, aceptándolo como algo inalterable.Esta segunda fase (sexual) de la novela familiar es sustentada asimismo por otra motivación, que falta en la primera fase (asexual). Con el conocimiento de los procesos sexuales surge en el niño la tendencia a imaginarse situaciones y relaciones eróticas,tendencia que es impulsada por el deseo de colocar a la madre-objeto de la más intensa curiosodad sexual- en situaciones de secreta infidelidad y de relaciones amorosas ocultas. De tal modo,aquellas primeras fantasías, en cierto modo asexuales, se ponen a la altura de los nuevos conocimientos adquiridos.
Además el tema de la venganza y de la ley del talión, que en la fase anterior ocupaba el primer plano, reaparece también aquí.Por regla general, estos niños neuróticos son precisamente aquellos que fueron castigados por sus padres para corregir sus hábitos sexuales, y que ahora se vengan de ellos mediante tales fantasías.
Los hermanos menores son los que más particularmente tienden a utilizar estas creaciones imaginarias,para privar a los hermanos mayores de sus prerrogativas(igual que sucede en las intrígas históricas), y a menudo no vacilan en adjudicar a la madre tantas relaciones amorosas ficticias como competidores fraternos encuentran. Puede darse entonces una interesante versión de esta novela familiar, en la cual su protagonista y autor vuelve a reclamar su legitimidad para sí mismo,mientras que elimina a sus hermanos y hermanas,proclamándolos ilegítimos. Otros intereses particulares pueden orientar asimismo la novela familiar,cuyas múltiples facetas y cuya vasta aplicabilidad la torna accesible a toda clase de tendencias. Así, por ejemplo,el pequeño fantaseador puede eliminar  la prohibitiva relación de parentesco con una hermana con la cual se siente sexualmente atraído.


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La adopción

   por Mario Coppolillo*

                                                                                     Sexta parte

 


Quien se sienta inclinado a apartarse con horror de esta depravación del alma infantil, y aún esté tentado de negar que tales cosas sean posibles, habrá de tener en cuenta que todas estas obras de ficción, aparentemente tan plenas de hostilidad, no son en realidad tan malévolas, y hasta conservan, bajo tenue disfraz, todo el primitivo afecto del niño por sus padres. La infidelidad y la ingratitud son solo aparentes, pues si se examina en detalle la más común de estas fantasías novelescas, es decir,la sustitución de ambos padres, o solo del padre, por personajes más encumbrados, se advertirá que todos estos nuevos padres aristocráticos están provistos de atributos derivados exclusivamente de recuerdos reales de los verdaderos y humildes padres, de modo que en realidad el niño no elimina al padre, sino que lo exalta.Más aún, todo ese esfuerzo por reemplazar al padre real con uno superior,es solo la expresión de la añoranza que el niño siente por aquel  feliz tiempo pasado, cuando su padre le parecía el más noble y fuerte de los hombres, y su madre, la más amorosa y bella mujer. Del padre que ahora conoce se aparta hacia aquel en quien creyó durante los primeros años de la infancia;su fantasía, no es,en el fondo, sino la expresión de su pesar por haber perdido estos días tan felices.Así, en estas fantasías vuelve a recuperar su plena vigencia la sobrevaloración que caracteriza los primeros años de la infancia. El estudio de los sueños ofrece una interesante contribución a dicho tema, pues su interpretación enseña que, incluso en años avanzados, cuando en un sueño aparecen las figuras encumbradas del emperador y de la emperatriz, ellas representan siempre al padre y a la madre del soñante. De donde la sobrevaloración infantil de los padres subsiste asimismo en los sueños de los adultos normales". ( FREUD S. (1909) "La novela familiar del neurótico" en Obras Completas. Tomo III)
 
Es preciso considerar que el hijo adoptivo, especialmente cuando fue tempranamente acogido por padres sanos, es un niño normal respecto a la experiencia de su propia novela familiar. Al elaborar sus fantasías de pertenencia a otros padres lo hace por las mismas necesidades que impulsan a todo niño a vivir dicha experiencia. La realidad de la situación adoptiva y la doble pareja parental debida a esta situación, es algo que entra posteriormente en el campo de sus conocimientos incluso despues de haberse establecido algunas de las identificaciones.
El conocimiento de estas fantasías, que se producen en todo niño, puede esclarecer algunas situaciones a los padres adoptivos para saber a que atenerse y como manejarse en ocaciones en que surgen conflictos relacionados con esta temática. Pueden aparecer lamentaciones en los hijos adoptivos por no tener otros padres,los mismos que figuran en sus fantasías como modelo.Esto responde  a las mismas circunstancias que vemos en todo niño. Es decir, a la realidad de la existencia de padres que no son tan fuertes y generosos como fueron imaginados y soñados, desprovistos de las limitaciones que encuentra en los padres reales, limitaciones que, al fin ,todos los padres comparten, y me refiero tanto a los adoptantes como a los biológicos.

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La adopción y sus aspectos clínicos, por Mario Coppolillo.

Séptima parte

 

 

 

La posibilidad de que ocurra un retraso en el desarrollo físico y emocional es algo verdaderamente crítico para el niño, especialmente para aquellos que han sido abandonados o sometidos a malos tratos,los que han sido privados del afecto y de los primeros cuidados, porque en muchos casos esto se torna irreversible si no es tratado a tiempo y reparado como corresponde.

La adopción es una figura jurídica que, si bien en sus orígenes respondió a determinados intereses por parte de los adoptantes, en nuestro tiempo está especialmente destinada a brindar la protección necesaria a la infancia desvalída. Esto está demostrado por el especial tratamiento que en la actualidad se presta a los futuros adoptantes y el abordaje que se lleva a cabo con los mismos niños que son considerados en condiciones de ser adoptados. En la actualidad, la adopción constituye el mejor medio para prohijar a la infancia abandonada, ofrece protección y bienestar, recrea los vínculos perdidos y repara enormes problemas sociales creados por las desventuras del abandono y la finalidad principal es que estos niños reciban el mismo trato y consideración que los hijos legítimos.

Los derechos de los adoptantes también serán preservados con todas las garantías posibles de que el niño que han de recibir reúne las condiciones de salud y preparación emocional, como también la absoluta seguridad de que sus padres de origen no efectuarán reclamación alguna al respecto. La cesación de los derechos de los padres biológicos es algo que ya se encuentra previsto en las legislaciones vigentes,ya que, es necesario la disolución de los vínculospara poder crear otros nuevos.

Para garantizar de forma adecuada los primeros pasos de la adopción, es preciso que se ofrezca la protección y las garantías a las diferentes partes que intervienen en este acto jurídico. Todas las adopciones se llevan a cabo por medio de un organismo especialmente dotado para ello, en la que se efectúa una rigurosa tarea de control, tanto del adoptado como de los adoptantes.

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