La adopción.
El desarrollo intelectual, ¿herencia o medio?, por Mario Coppolillo.
Undécima parte
Los estudios
relacionados con el nivel intelectual de los hijos adoptivos, su
desarrollo mental en general, no han sido lo suficientemente
concluyentes como para ofrecer a los lectores conclusiones
definitivas y confiables.
Los adoptados
comparten con sus familias adoptivas el mismo ambiente cultural,
pero no la herencia biológica, algo que motiva en muchas
parejas adoptantes cierta desconfianza y temor para llevar a
cabo una adopción. Es muy común que mucha parejas infértiles
se pregunten si tiene realmente algún fundamento aquella opinión
tan generalizada, de que los hijos adoptivos experimentan
problemas en su desarrollo evolutivo y que presentan características
diferentes a los demás niños. Por las experiencia que tenemos
no es posible dar a estos interrogantes una respuesta categórica.
La gran mayoría de los investigadores que han desarrollado
estudios al respecto han arribado a la conclusión de que los
hijos adoptivos llegan a su madurez habiendo logrado un
desarrollo emocional y una adaptación social tan satisfactoria
como los no adoptivos. En algunos casos se registran situaciones
insatisfactorias pero se han descubierto causas relacionadas con
trastornos familiares de los adoptantes, un tratamiento
inadecuado por parte de ellos crea indudablemente ciertos
retrasos y conflictos en el niño Una educación mal aplicada,
una dependencia excesiva, mal regulada, podría generar cierta
inadaptación y por consiguiente un retraso en el desarrollo de
las facultades intelectuales y emocionales.
Las proporciones
de inadaptación reveladas por las investigaciones estadísticas,
en algunos casos, resultaron algo mayores que en la población
general. Sin embargo, fueron menores a lo esperado, en caso de
que estos niños se hubieran desarrollado en las instituciones y
hogares de los que fueron sacados por sus familias adoptivas.
Dentro de la
población de hijos adoptivos fueron hallados elementos de
calidad y de cuidados por parte de sus familias adoptantes, en
lo que respecta a crianza y educación. Hemos visto que en
la inmensa mayoría de los casos las familias pudieron
proporcionar las
condiciones para que ellos puedan desarrollar una adaptación
satisfactoria y un ajuste adecuado al medio social en el que vivían.
Los resultados de
las pruebas de inteligencia que fueron suministradas en algunos
de ellos se situaban en un nivel algo más bajo en relación
a hijos criados por sus familias de orígen, pero, por encima de
la población general. Existen, según los investigadores, dos
factores al menos que pueden explicarnos estas diferencias a
favor de los hijos adoptivos. En principio, las instituciones,
como también los padres adoptantes, tienden a escoger aquellos
niños que resultan a su criterio, más prometedores en cuanto a
su futuro. Aquellos que sobresalen en relación al
comportamiento y nivel de inteligencia. Los niños que son
considerados como de más bajo rendimiento en cuento a sus
funciones mentales, o que en su desarrollo general no han
alcanzado el nivel de los primeros, quedan bajo la custodia de
las instituciones.
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