DEL PODER DE SOBERANÍA AL PODER SOBRE LA VIDA
La guerra
fue concebida desde los orígenes de la era moderna hasta todo el
siglo XVIII como guerra de razas, y de esta misma procuré
reconstruir la historia.
El tema de las
razas no estaba destinado a desaparecer, sino a ser retomado en
algo totalmente diferente de la guerra de razas: el racismo de
estado, del cual me interesa exponer las condiciones que
permitieron su existencia.
DERECHO
SOBERANO – PODER DE SOBERANÍA
·
En
la teoría clásica de la soberanía, el derecho de vida
y muerte era un atributo del soberano. Este puede HACER
MORIR O DEJAR VIVIR.
- En las confrontaciones de poder, el sujeto es
neutro, no es sujeto de derecho ni vivo ni muerto. La vida
y la muerte de los sujetos se vuelven derechos sólo por
efecto de la voluntad soberana. Esta es la paradoja teórica,
a la que hay que agregar un desequilibrio práctico: el
derecho de vida y muerte sólo se ejerce en forma
desequilibrada, siempre del lado de la muerte. El derecho
de matar contiene en sí al derecho de vida y muerte: el
soberano ejerce su derecho sobre la vida desde que puede
matar. Es un derecho de espada.
- Hay una fuerte asimetría: no es un
derecho de hacer morir o hacer vivir, tampoco de dejar vivir o
dejar morir, sino de hacer morir o dejar vivir.
- La muerte es el punto en que restalla del modo más
manifiesto el absoluto poder del soberano.
DERECHO
POLÍTICO - PODER SOBRE LA VIDA
El nuevo
derecho político del S XIX no sustituyó a este derecho
soberano, ni lo canceló, sino que lo penetrará, lo atravesará y
lo modificará. Será exactamente el contrario del anterior: el
poder de HACER VIVIR O DEJAR MORIR.
Podemos
percatarnos de esta transformación siguiendo las modificaciones
en la teoría del derecho. "Cuando individuos se reúnen
para constituir un soberano, para delegar en un soberano un poder
absoluto sobre ellos, lo hacen para proteger su propia vida, para
poder vivir."
Es como si el
poder que tenía como modalidad la soberanía se hubiera visto
incapaz de regir el cuerpo económico y político de una sociedad
entrada en una fase de explosión demográfica y de
industrialización. A la vieja mecánica del poder escapaban
muchas cosas, a nivel individuos y a nivel masa. Se dan así dos
adaptaciones para recuperar lo particular: la disciplina y la
bio-política (ambas dentro de este derecho político).
S XIX
un fenómeno fundamental es que el poder se hizo cargo de la
vida: BIOPODER. Un poder de regulación. La manifestación
más concreta de este poder aparece en el proceso de exclusión
progresiva de la muerte. La gran ritualización pública de la
muerte se fue cancelando desde fines del S XVIII. Hoy la muerte ha
llegado a ser algo que se esconde, hasta más tabú que el sexo.
La razón de que la muerte sea ocultada depende de una
transformación de las tecnologías de poder. Desde que el poder
es cada vez menos el derecho de hacer morir y cada vez el derecho
de intervenir para hacer vivir, la muerte entendida como fin de la
vida es el fin del poder, la terminación..
Si la muerte
en el derecho de soberanía era el punto en que restallaba del
modo más manifiesto el absoluto poder del soberano, ahora la
muerte será el momento en que el individuo escapa a este poder.
Una suerte de
(tendencia hacia la) estatalización de lo biológico.
El problema
de la vida empieza a problematizarse en el campo del análisis
del poder político.
A partir del S
XVIII tenemos dos tecnologías de poder que se superponen.
Por un lado, una
técnica disciplinaria centrada en el cuerpo que produce
efectos individualizantes y manipula al cuerpo como foco de
fuerzas que deben hacerse útiles y dóciles. Una tecnología de
adiestramiento, disciplinaria, tecnología del cuerpo
individualizado como organismo dotado de capacidades.
Por el otro, una
tecnología centrada sobre la vida, que recoge efectos masivos
propios de una población específica y trata de controlar la
serie de acontecimientos aleatorios que se producen en una masa
viviente. Es una tecnología que busca controlar y modificar las
probabilidades y de compensar sus efectos. Por medio del
equilibrio global, apunta a algo así como una homeostasis, la
seguridad del conjunto en relación con sus peligros internos. Una
tecnología de seguridad, aseguradora y reguladora, una tecnología
de los cuerpos ubicados en procesos biológicos de conjunto.
ANÁTOMO POLÍTICA
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BIO-POLÍTICA
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Desde
fines del S XVII y XVIII se ve aparecer la tecnología
disciplinaria del trabajo.
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A partir
2da mitad S XVIII aparece una tecnología no
disciplinaria del poder.
No
excluye ni suprime a la técnica disciplinaria ya que se
incorpora en otro nivel, tiene otra área de acción y
recurre a instrumentos diferentes. En cambio, la incorpora,
la modifica y la utiliza instalándose de algún modo en
ella, logrando radicarse gracias esta técnica disciplinaria
previa.
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Esta técnica
toma al hombre-cuerpo.
Tecnología
disciplinaria del cuerpo.
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Esta
toma al hombre viviente, se aplica a la vida de los
hombres.
Tecnología
reguladora de la vida.
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Se
dirige a la multiplicidad de los hombres en tanto cuerpos.
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Se
dirige a la multiplicidad de hombres en tanto masa global.
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1ra toma
de poder sobre el cuerpo según la individualización,
en dirección al hombre-cuerpo.
Para
recuperar lo particular tuvo lugar una 1ra adaptación de
los mecanismos de poder, dirigida hacia la vigilancia y el
adiestramiento (la DISCIPLINA).
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2da toma
de poder en el sentido de la masificación, en
dirección al hombre-especie.
A fines
del S XVIII hay una 2da adaptación, pero de fenómenos
globales de población, de procesos biológicos específicos
de la masa humana. Una adaptación mucho más difícil.
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Los 1ros
objetos de saber y objetos de control fueron los problemas
de la natalidad, de la mortalidad, de la longevidad, que
en la 2da mitad S XVIII estaban en conexión con problemas
económicos y políticos. Comienza la medición estadística
de estos fenómenos. Esbozo de una política de
crecimiento demográfico.
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La
enfermedad como muerte que se cierne sobre la vida.
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Se ocupa
no sólo de la fecundidad sino también de la morbilidad. Ya
no se trata sólo de las epidemias, sino sobre todo
de las endemias (enfermedades que predominan en una
población y que son difíciles de eliminar). Causas de
decesos, pero tb. factores permanentes de reducción de
fuerzas, de disminución del tiempo de trabajo. Consideradas
en términos de costos económicos.
La enfermedad
como fenómeno relativo a las poblaciones, como
muerte que penetra permanentemente en la vida.
Así se
lleva a la instauración a fines del S XVIII de una medicina
cuya función principal es la de la higiene pública.
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Se
encaminará a preparar no tanto institutos de asistencia,
sino mecanismos más ingeniosos y más racionales desde el
punto de vista económico (preventivos quizás?).
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Interviene
sólo a nivel local, en el marco limitado de la escuela, el
hospital, el cuartel, la fábrica.
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Interviene
en las relaciones entre los seres humanos como especie,
como seres vivientes y su ambiente de existencia. Se
suscitará el problema del ambiente mismo, pero no como
natural, sino como ambiente con efectos de retorno sobre la
población, como ambiente creado por ella: el problema de
la ciudad.
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1) La
disciplina trabaja con el individuo-cuerpo.
2) Los fenómenos
considerados son a nivel del hombre-cuerpo.
3) Los procedimientos
utilizados son las distribuciones de los individuos en el
espacio, el control de la actividad, la organización de la
génesis y la composición de fuerzas. Las funciones de
estas técnicas y procedimientos son: vigilar, controlar,
castigar, normalizar, conseguir el máximo de eficacia en el
menor tiempo y en el menor espacio, creando así una
individualidad orgánica, celular, genética y combinatoria
(creo YO que eso sería lo que iría de este lado).
Utiliza
mecanismos destinados a maximizar las fuerzas y a
extraerlas, pero con procedimientos de adiestramiento
individual mediante un trabajo sobre el cuerpo.
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1) La
bio-política trabaja con la población (cuerpo múltiple
con cantidad innumerable de cabezas), como problema biológico
y como problema de poder. NO con la sociedad (el
cuerpo social definido por los juristas en la teoría del
derecho).
2) Los
fenómenos considerados son siempre fenómenos colectivos,
con efectos económicos y políticos, y solo
pertinentes al nivel de la masa. Considerados
individualmente, son aleatorios e imprevisibles, pero a
nivel colectivo presentan constantes que es
posible establecer. Son fenómenos de serie, es decir
que deben ser considerados en un límite de tiempo.
La
bio-política se dirige a hechos aleatorios que se producen
en una determinada población considerada en su duración.
3) Los mecanismos
instaurados por la bio-política tendrán diversas
funciones: se tratará de previsiones, estimaciones estadísticas,
medidas globales, pero de intervenir a nivel de las
determinaciones de los fenómenos generales.
Será
necesario reducir los estados morbosos, prolongar la vida,
estimular la natalidad, pero sobre todo preparar mecanismos
reguladores para establecer en la población global una
especie de homeostasis.
Habrá
que instalar mecanismos de seguridad en torno a todo lo
aleatorio de las poblaciones. Se trata de optimizar un
estado de vida. Mecanismos destinados a maximizar las
fuerzas y a extraerlas, actuando por medio de mecanismos
globales, para obtener estados totales de equilibrio, de
regularidad.
El
problema es tomar en gestión la vida, los procesos biológicos
del hombre-especie, y asegurar su regulación.
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La
muerte entendida como fin de la vida es el fin del poder, la terminación. Se ubica en una relación de
exterioridad respecto del poder, por fuera de su capacidad
de acción. Aquello sobre lo que no puede actuar sino
globalmente o estadísticamente. El poder no dominará a
la muerte, sino a la mortalidad. La muerte como momento
en que el individuo escapa al poder.
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Tecnología
de adiestramiento.
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Tecnología
de seguridad.
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Tecnología
disciplinaria.
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Tecnología
aseguradora y reguladora.
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Tecnología
del cuerpo individualizado como organismo con capacidades.
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Tecnología
de los cuerpos ubicados en procesos biológicos.
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Tenemos
la serie
cuerpo-organismo-disciplina-instituciones.
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Tenemos
la serie
población-procesos
biológicos-mecanismos reguladores-estado.
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Un
conjunto orgánico institucional:
la órgano-disciplina
de la institución.
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Un
conjunto biológico y estatal:
la
bio-regulación a través del estado.
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No es
que haya una oposición entre estado e instituciones, dado
que las disciplinas tienden siempre a sobrepasar el nivel
institucional. Dentro de algunos aparatos ellas asumen una
dimensión estatal: por ejemplo la policía (un aparato de
disciplina y un aparato de estado a la vez)
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Estos dos
conjuntos de mecanismos no se ubican en el mismo nivel,
permitiendo que no se excluyan y que se articulen. Por ejemplo la
ciudad obrera del S XIX. Se encuentran aquí mecanismos
disciplinarios: subdivisión de la población, sumisión de los
individuos a la visibilidad, normalización de los
comportamientos. Hay también mecanismos reguladores que
conciernen a la población y que inducen comportamientos
determinados, por ejemplo el ahorro, las reglas de higiene
destinadas a garantizar la longevidad de la población, etc.
Otro ejemplo:
la sexualidad, por un lado, como comportamiento corpóreo que
depende de un control disciplinario individualizante (por ejemplo
control de la masturbación sobre los niños), y por el otro
mediante sus efectos de procreación la sexualidad se inscribe en
amplios procesos biológicos que conciernen a la población.
La medicina es
un poder-saber que actúa sobre el cuerpo y sobre la población,
sobre el organismo y sobre los procesos biológicos, que tendrá
efectos disciplinarios y efectos de regulación.
Se puede decir
que el elemento que circulará de lo disciplinario a lo
regulador, y permitirá controlar el orden disciplinario del
cuerpo y los hechos aleatorios de una multiplicidad, será LA
NORMA. La NORMA puede aplicarse tanto al cuerpo
que se quiere disciplinar, como a la población que se
quiere regularizar. La SOCIEDAD DE NORMALIZACIÓN es una
sociedad donde se entrecruzan la disciplina y la norma de la
regulación, NO una especie de sociedad disciplinaria
generalizada, cuyas instituciones disciplinarias se habrían
difundido hasta recubrir todo el espacio disponible. El poder
que en el S XIX tomó a su cargo la vida, llegó a ocupar toda la
superficie que se extiende de lo orgánico a lo biológico, del
cuerpo a la población, a través del doble juego de las tecnologías
de la disciplina y de las tecnologías de regulación.
Un biopoder
del cual podemos reconocer las paradojas en el límite extremo
de su ejercicio. Éstas se revelan con el poder atómico.
En el poder de fabricar y utilizar la bomba atómica está implícito
el poder soberano que mata.
Si es verdad
que el fin es el de potenciar la vida (prolongar su duración,
multiplicar su probabilidad, evitar los accidentes, etc.), ¿cómo
es posible que un poder político mate? ¿cómo es posible ejercer
la función de la muerte? Aquí interviene EL RACISMO. Éste
existía ya desde mucho tiempo atrás, pero la emergencia del
biopoder permitió la inscripción del racismo en los mecanismos
del estado. El RACISMO como mecanismo fundamental del poder
en los estados modernos.
¿Qué es
propiamente el RACISMO?
1.
modo
en que, en el ámbito de la vida que el poder tomó bajo su gestión,
se introduce una separación entre lo que debe vivir y lo que debe
morir. Un modo de fragmentar el campo de lo biológico, una manera
de producir desequilibrio. Un modo de establecer una cesura en
un ámbito biológico, lo que permitirá que al poder tratar a una
población como a una mezcla de razas o subdividir la especie en
subgrupos que forman razas. Entonces las primeras funciones
del racismo son: fragmentar (desequilibrar), introducir cesuras
en ese continuum biológico que el biopoder inviste.
- La segunda función es la de permitir una relación
positiva del tipo "Si quieres vivir debes hacer morir,
debes matar". El que inventó esta relación es la
misma relación guerrera que dice "Para vivir debes
masacrar a tus enemigos". Pero el racismo hará
funcionar esta relación de tipo bélico: "Si
quieres vivir el otro debe morir" de un modo nuevo y compatible
con el ejercicio del biopoder. El racismo permitirá
establecer una relación entre mi vida y la muerte del otro
que no es de tipo guerrero, sino biológico: "Cuantas más
especies inferiores tiendan a desaparecer, menos degenerados
habrá en la especie, y más yo viviré y seré fuerte y podré
proliferar". La muerte de la mala raza, de la raza
inferior es lo que hará la vida más sana y más pura.
No se trata
entonces de una relación militar o guerrera, ni de una relación
política, sino de una relación biológica. Este mecanismo
funcionará porque los enemigos que se quieren suprimir son los
peligros para la población. Eliminación del peligro biológico y
reforzamiento ligado a esta eliminación de la especie o de la
raza.
La raza, el
racismo, son la condición de aceptación del homicidio en una
sociedad de normalización.
Donde haya una sociedad de normalización, desde el momento en
que el estado funciona sobre la base del biopoder, la función
homicida del estado mismo sólo puede ser asegurada por el
racismo. Si el poder de normalización quiere ejercer el viejo
derecho soberano de matar, debe pasar por el racismo. Con
homicidio me refiero a muerte directa e indirecta también.
Cada vez que
hubo enfrentamiento, homicidio, lucha, riesgo de muerte, se tuvo
que pensar en el marco del EVOLUCIONISMO. El racismo se
desarrolló en primer lugar con el genocidio colonizador. Pero cuando
hay que matar personas, poblaciones, en la modalidad del biopoder
se lo podrá hacer, en el marco del evolucionismo, utilizando el
racismo.
En la guerra
se tratará de destruir al adversario político y a la raza
adversa. A fines del S XIX, la guerra aparecerá
sobre todo no sólo como modo de reforzar la propia raza
eliminando la adversa, sino también como modo de regenerar
la propia raza. Cuantos más mueran de los nuestros, más pura
será nuestra raza.
En el biopoder
había que poder matar a un criminal, a un loco, a un anormal, y
esto se logra con el racismo.
El racismo
asegura entonces la función de muerte en la economía del
biopoder, sobre el principio de que la muerte del otro equivale al
reforzamiento biológico de sí mismo como miembro de una raza o
población. Estamos muy lejos del racismo como simple desprecio u odio
de las razas. Pero también lejos del racismo como operación
ideológica con la que el estado o una clase tratarían de volver
contra un adversario mítico las hostilidades. El racismo
asociado a la técnica del poder, racismo que se aleja cada
vez más de la guerra de razas.
Un estado
obligado a la eliminación de las razas, o a la purificación de
la raza, debe utilizar el racismo para ejercer su poder soberano. Así, los estados más homicidas son los más racistas.
Ejemplo del NAZISMO. Ningún estado fue más disciplinario
que el régimen nazi; en ningún estado las regulaciones biológicas
fueron administradas de manera más insistente. Poder
disciplinario, biopoder: todo esto atravesó y sostuvo a la
sociedad nazi. Sin embargo, al mismo tiempo de la formación de
esta sociedad regulativa y disciplinaria, se asiste al
desencadenamietno más completo del poder homicida, del viejo
poder soberano de matar. Este poder de vida y muerte
atraviesta toda la sociedad nazi, porque no es concedido sólo al
estado, sino también a determinados individuos. El régimen nazi
tendrá como objetivos la destrucción de otras razas y la
exposición de la propia al peligro absoluto y universal de la
muerte. La población entera está expuesta a la muerte, lo que
posibilita la superioridad y la regeneración de la raza.
Lo
extraordinario es que la sociedad nazi generalizó de modo
absoluto el biopoder y también el derecho soberano de matar.
Los dos mecanismos, el clásico que daba al estado derecho de vida
y muerte sobre los ciudadanos, y el nuevo mecanismo de biopoder,
organizado en torno a la disciplina y a la regulación. El estado
nazi hizo absolutamente coextensivos el campo de una vida que
protege, garantiza, cultiva, y el derecho soberano de matar. El
juego entre el derecho soberano de matar y los mecanismos del
biopoder, un juego inscripto efectivamente en el funcionamiento de
todos los estados modernos.
El estado
socialista está tan marcado de racismo como el capitalista.
Se encuentra siempre en el socialismo un componente de raza. El
socialismo retomó la idea según la cual la sociedad, el estado,
o lo que debe sustituir al mismo, tiene la función de gestionar
la vida, de organizarla, de multiplicarla, de compensar los
imprevistos y delimitar las probabilidades biológicas. Un
estado socialista que debe ejercer el derecho de matar o el
derecho de desacreditar. Así reencontramos al racismo, y
no sólo el étnico, sino también el evolucionista,
el biológico, funcionando a propósito de los enfermos
mentales, criminales, adversarios políticos.
Todas las
veces que tuvo que insistir en el problema de la lucha contra el
enemigo, lo biológico volvió a emerger, el racismo reapareció. El
racismo como único modo de concebir alguna razón para poder
matar al adversario. Cuando se trata de eliminar al adversario
económicamente, no se necesita del racismo, pero cuando hay que
batirse físicamente con enemigo, éste hace falta. Las formas de
socialismo más racistas fueron el blanquismo, la Comuna y la
anarquía. Los socialistas eran racistas en la medida en que no
habían discutido esos mecanismos de biopoder que el desarrollo de
la sociedad y del estado, desde el S XVIII, habían instaurado,
admitiéndolos como naturales. Los mecanismos del biopoder
y los de soberanía funcionan del mismo modo en los estados
socialistas y en los no socialistas.
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