La
amante de Bolzano
Hace
unos tres años ocurrió en el mundo del libro madrileño un hecho digno
de mención: una obra que se convirtió durante varias semanas en número
uno en ventas coincidía con ser número uno en calidad. El libro en
cuestión era El último encuentro; su autor, Sándor Márai. Las noticias
sobre su vida que aparecieron entonces en contraportadas y recensiones de
periódicos, aunque escuetas, presentaban al escritor como un personaje
exquisito, amante de la libertad, valeroso. Nació en el año 1900 en una
pequeña ciudad húngara. Tuvo una juventud agitada y viajera: vivió en
Francfort, Berlín y París, combinando estas estancias con varios viajes
por Oriente Próximo. En 1928 se instala en Budapest y comienza su período
intelectual más fructífero. Traduce a Kafka, escribe poesía, teatro,
ensayo. Durante la ocupación nazi, se paseaba con su esposa judía por el
centro de la ciudad y detenía a los soldados, que se acercaban a
interrogarlos, con un gesto altivo de su mano. El también húngaro Imre
Kertész, premio Nobel de Literatura 2002, cuenta que ese gesto lo
practicaba en casa para hacerlo más efectivo. Después de los nazis
llegaron los comunistas y en 1948 abandona definitivamente su país. Vivió
en Suiza, Italia y finalmente en Estados Unidos, donde siguió escribiendo
en húngaro y publicando en editoriales de compatriotas que trataban de
mantener vivo el espíritu nacional en el exilio. Márai se quitó la vida
en 1989 en San Diego, California. Al año siguiente, empiezan a reeditarse
sus obras en Hungría y poco a poco fueron recuperando la fama merecida y
ganando otros mercados. Así, después del éxito de El último encuentro
ya mencionado, aparecieron Divorcio en Buda y La herencia de Eszter. Ahora
nos llega La amante de Bolzano, escrita en 1940. Su protagonista es
Giacomo Casanova. El eterno seductor, después de huir de una cárcel
veneciana en compañía de un fraile llamado Balbi, busca refugio en
Bolzano donde vive la única mujer que amó en su vida. Ante esta aparición
inesperada, el marido de ésta le ofrece dinero a cambio de decepcionarla.
Preparado para llevar a cabo su actuación en un baile de máscaras, es
sorprendido por Francesca, la amante todavía enamorada, en su habitación,
quien con un discurso apasionado desmorona el fingimiento de toda su
postura frente a la vida y lo deja con la única alternativa de
enfrentarse “con el terror del vacío, la soledad y el exilio”. Todo
en el marco de un duelo verbal y psicológico, modélico, de antología.
Empezamos hablando de una coincidencia, terminamos con otra. Dentro de dos
o tres semanas Alianza sacará al mercado La fuga de los Plomos, parte de
las memorias de Casanova donde relata la fuga de la cárcel así llamada,
circunstancia que lo llevará a Bolzano. Es el antes de lo que será el
fin relatado en primera persona. Una verdadera sorpresa descubrir que un
libertino es un buen escritor, poseedor de una racionalidad ordenada,
observador implacable del alma humana. Es un acontecimiento feliz para los
amantes de la buena literatura. Si el entusiasmo Márai persiste hay otra
joya que Salamandra, editorial que ha publicado todos estos títulos, no
puede dejar escapar. En una biblioteca municipal, pequeña, oscura y
escondida en una plazoleta de la ciudad, sobre un anaquel de aspecto
vulgar, espera otro libro de nuestro autor (la edición es de 1953), Música
en Florencia, una reflexión sobre la enfermedad y la muerte, cuyo
trasfondo es la Segunda Guerra Mundial, que no tiene desperdicio. A ver si
nos dan otra sorpresa.
*
Nuestra corresponsal en España
|