La pléyade importante de poetas españoles en el siglo XX oscureció con su brillantez la tímida existencia de los prosistas de la vanguardia. El más notable de ellos fue, sin duda, Benjamín Jarnés (1888-1949). Autor de una única novela sobre la Guerra Civil, Su línea de fuego, destacó como crítico literario de opinión respetada y valorada en las páginas de Alfar, Revista de Occidente y La Gaceta Literaria. Finalizada la contienda española, se exilió primero en Francia y luego en México. Su obra dispersa fue pronto olvidada, por eso es de agradecer el esfuerzo de Publicaciones de la Residencia de Estudiantes que ofrece a sus lectores Benjamín Jarnés: Epistolario (1919-1939) y Cuadernos íntimos que han dirigido y prologado los profesores Jordi Gracia y Domingo Ródenas de Moya. En la primera parte se reúnen 262 cartas, de las cuales algo más de treinta pertenecen al propio Jarnés, el resto está firmado por los hombres más relevantes de su tiempo en el quehacer cultural: Azorín, Baroja, Juan Ramón Jiménez, Marañón, Gómez de la Serna, Ortega y Gasset, Aleixandre, Alberti, Dámaso Alonso, Lorca, Jorge Guillén, Pedro Salinas y los americanos Borges, Torres Bodet, Alfonso Reyes, Ricardo Güiraldes. Con los Cuadernos íntimos podemos acercarnos al pensamiento puro de este autor que amaba la literatura por sobre todas las cosas, porque aunque hay referencias a sus aventuras amorosas, según Francisco Ayala, era un enamoradizo teórico. Este libro está dirigido a los lectores exigentes con la prosa.