"Casi siempre se hallan en nuestras manos los  recursos que pedimos al cielo." 
William Shakespeare

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CUENTO

Noticias

por Mónica Elisabeth Sacco*


- Dale, papi, que son las seis y cuarto.

La voz somnolienta de Cristina era siempre más efectiva que el radio-reloj despertador que le había regalado su  suegra para el aniversario de quince años de casados.

Sin encender la luz ( a Cristina le molesta) y sin abrir todavía los ojos, se sentó y rebuscó las ojotas con los pies. De memoria fue hasta el perchero a buscar la bata. En el camino tropezó con los zapatos de su mujer y se enterró un taco entre la ojota y el deo gordo. Ahogó una guarangada: siempre lo mismo, ¿no los puede dejar de su lado de la cama?

A modo de venganza, salió del dormitorio haciendo la mayor cantidad de ruidos mañaneros posibles.

La duda cartesiana diaria lo asaltó ¿me afeito o antes preparo café? Café, decidió al comprobar que no podía abrir los ojos sin que le dolieran.

Puso el piloto automático, sacó el tarro, llenó la cafetera y alrededores de hormiguitas de café y se apoyó contra la mesada a esperar que el artefacto de porquería le avisara con su blup-blup que el café estaba listo. Azúcar no, que me da acidez.

Volvió al baño arrastrando los pies y tropezó con la varilla de bronce apenas levantada que separaba los humildes mosaicos de la cocina de la alfombra nueva del comedor. Me cacho, se me volcó café... Abrió un ojo y verificó el alcance del derrame de petróleo. No pasa nada, macho. Una manchita de porquería.

Cerró la puerta . A partir de ese momento y hasta que saliera convertido nuevamente en un ser humano, el baño era su bunker, su reducto, el cubil de la fiera al que nadie se atrevería a entrar, ni siquiera Cristina.  Un hombre necesita su tiempo en el baño.

Un sorbo de café caliente como lava le calcinó la faringe pero tuvo la virtud de despertarlo. El sobresalto le hizo abrir los ojos y mandarse al garguero un buen trago de agua fría - mierda que está fría, tembló -. Se revisó los dientes como quien se los revisa a un caballo,  a conciencia, lo mismo que la noche anterior antes de acostarse, lo mismo que todos los días de su vida desde que tenía memoria de haberlo hecho. Le hizo unas morisquetas al  barbudo ojeroso del espejo,  abrió el agua caliente y la dejó correr hasta que el vapor comenzó a empañar el espejo.

Con movimientos seguros y casi sin mirar, alcanzó la afeitadora y el tarro de espuma-gel en aerosol. Afeitarse le causaba un placer inexplicable e intransferible.  A veces, los sábados en que decidía postergar la ceremonia para bien entrada la tarde porque tenían que salir, Cristina insistía ¿no podés apurarte un poquito? Si te afeitás todos los días... Qué ganas de joder tienen, che. Un hombre tiene que poder afeitarse en paz.

Extendió la mano en el gesto habitual de encender la radio y como siempre, la tiró al lavatorio. Si seré boludo, todos los días lo mismo. Manoteó hasta que la encontró y la encendió de memoria, al tiempo que con la otra mano se pasaba la espuma.

Una voz desconocida irrumpió en medio de la afeitada vacía de otros pensamientos. Será posible, viven tocando la sintonía. Por qué miércoles no usan sus radios. A punto de mover el dial, la voz del locutor lo paralizó: Amperio Liberali leía las noticias para El rotativo de Radio El Mundo. Una cara desconocida y enjabonada lo miró desde el espejo. ¡El Rotativo de Radio El Mundo! ¡Debe ser como la una, me tengo que ir al cole! El estómago le empezó a doler con el dolor inidentificable de siempre. Casi podía oler la sopa. Sin darse la vuelta, por el espejo vio el guardapolvo colgado de la percha del baño.

Medio asustado movió el dial para atrás y para adelante, tratando de encontrar la tranquilizadora voz de Magdalena Ruiz Guiñazú peleándose con el político-víctima de turno. Ruido a estática, zumbidos, pero dónde corno está Mitre, y una voz severa y acorde con las circunstancias del anuncio, informaba que a las 13:00 horas del 1° de julio, ha dejado de existir el Excelentísimo señor Presidente de La Nación, Teniente General Don Juan Domingo Perón. Después hubo música, pero no pudo identificarla. Los ojos llenos de lágrimas no le dejaron ver lo que hacía y se pegó flor de corte con la afeitadora de mierda.  Pero la gran...

para qué joraca me afeito si tengo cuatro pelos. Después en el cole me cargan, y revoleó la maquinita en medio del lavatorio.

Pasó una mano apurada por el espejo que se había empañado por completo. Pero mirá lo que me hice. ¿Murió Perón? Abrió bien los ojos: si se murió hace como...  Esta vez sostuvo la radio para mover el dial. "El show de MisssssYlaang" susurró Nucha Amengual y los ratones de sus dieciséis años saltaron alegremente por el baño hasta debajo de la bata. Qué fuerte debe estar esa mina. No puedo encontrar La Red. A ver...

El Himno Nacional lo sobresaltó. ¿Hoy es feriado y no me acordaba? El sempiterno locutor oficial anunció las palabras del Excelentísimo Señor Presidente, Teniente General Don Jorge Rafael Videla, en las que hará referencia al Proceso de Reorganización Nacional que ha dado inicio el 24 de marzo. Urgidos por la ciudadanía toda, nos hemos visto en la difícil decisión de retomar las riendas del país sumido en el desgobierno. 

Los intestinos se le estrujaron, después se le retorcieron y finalmente le recordaron que Isabelita estaba detenida en algún lugar llamado Termidor, cerca de Bariloche. ¿Termidor como el vino del tío francés? se habían reído en Taller.

Paren, loco. Esto es demencial. ¿Qué mierda tiene este aparato de porquería? Quiso llamar a su mujer pero Aretha Franklin lo interrumpió para contarle que se moría suavemente con la canción de alguien, y Pedro Aníbal Mansilla anunció "Modart en la noche". De reojo, ahí donde había estado la toalla de mano, espió el poster de Los Beatles, el del LP de la banda del Sargento Pepper.  Un boum-boum acelerado lo ensordeció del lado de adentro de la cabeza.

Tragó saliva. No quería mirar el espejo porque tenía miedo de verse otra vez con el pelo largo y lleno de los rulos que eran su orgullo, justo antes de que el peluquero despiadado del cuartel de Palermo se los arrasara.

Movió el dial de una punta a la otra de la sintonía, tratando de encontrar algo que le dijera que estaba en donde y cuando tenía que estar y no escuchando el Comunicado N° 1: Hoy, 2 de abril de 1982,  hemos escrito una página de gloria en la Historia de la Patria: el Ejército Nacional ha desembarcado en las Islas Malvinas, para reivindicar los derechos que le asisten a nuestra Nación y terminar con la dominación y el colonialismo británicos. Tuvo que agarrarse del borde del lavatorio porque las rodillas le flaquearon.

Miró la radio como si fuera un monstruo alienígena.  Juan Pablo II lo bendijo, al igual que a todos los oyentes de Radio Rivadavia y los obispos invitaron a orar por la paz. Rezó el Padrenuestro pero no por la paz sino por el pánico que le estaba revolviendo el café en el estómago.

Hubiera jurado que el dial se movía solo y los silbidos y estallidos de estática le dijeron que estaba entrando la onda corta. El servicio de la BBC en español anunció la rendición de las tropas argentinas en Puerto Stanley y el fin de la guerra. ¿Cuál guerra?

Unos golpes salvadores sacudieron la puerta. Miró al artefacto infernal, que canturreaba " Sólo le pido a Dios" y se alejó, o mejor dicho, retrocedió hasta la puerta sin perderlo de vista. Cuando alcanzó el picaporte, el Presidente les deseaba Felices Pascuas a los ciudadanos. Abrió de un tirón, dispuesto a salir corriendo hasta la calle, radio en mano, y revolearla al paso del primer colectivo. Felices Pascuas las pelotas. Nos fregaron de nuevo.

-¿Qué te pasa, negro? - Cristina lo miraba entre sorprendida y furiosa - ¿Todavía no te bañaste? ¡Dale, papi, hace como una hora y media que estás pajaroneando en el baño! ¡Toda la familia va a llegar tarde por tu culpa, dejate de joder, querés!

- Pará, mami, que la radio...

- ¿La radio qué? ¡Uy, la radio! - Cristina se mordió el labio - Ay, me olvidé de avisarte: ayer le saqué las pilas porque Federico las necesitaba para un experimento en el colegio. Sorry, papi, me olvidé de comprar. - le dio un beso descuidado - ¡Dale, bañate de una vez, por favor!

 

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  * Escritora argentina

 

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