Un espacio
para la poesía
La
pura verdad
Por
Paco Urondo*
Si ustedes lo permiten,
prefiero seguir viviendo.
Después de todo y de pensarlo bien, no tengo
motivos para quejarme o protestar:
siempre he vivido en la gloria: nada
importante me ha faltado.
Es cierto que nunca quise imposibles; enamorado
de las cosas de este mundo con inconsciencia y dolor y
miedo y apremio.
Muy de cerca he conocido la imperdonable alegría; tuve
sueños espantosos y buenos amores, ligeros y culpables.
Me averguenza verme cubierto de pretensiones; una gallina
torpe,
melancólica, débil, poco interesante,
un abanico de plumas que el viento desprecia,
caminito que el tiempo ha borrado.
Los impulsos mordieron mi juventud y ahora, sin darme
cuenta, voy iniciando
una madurez equilibrada, capaz de enloquecer a cualquiera
o aburrir de golpe.
Mis errores han sido olvidados definitivamente; mi memoria
ha muerto y se queja
con otros dioses varados en el sueño y los malos
sentimientos.
El perecedero, el sucio, el futuro, supo acobardarme, pero
lo he derrotado
para siempre; sé que futuro y memoria se vengarán algun
día.
Pasaré desapercibido, con falsa humildad, como la
Cenicienta, aunque algunos
me recuerden con cariño o descubran mi zapatito y también
vayan muriendo.
No descarto la posibilidad
de la fama y del dinero; las bajas pasiones y la
inclemencia.
La crueldad no me asusta y siempre viví deslumbrado
por el puro alcohol, el libro bien escrito, la carne
perfecta.
Suelo confiar en mis fuerzas y en mi salud
y en mi destino y en la buena suerte:
sé que llegaré a ver la revolución, el salto temido
y acariciado, golpeando a la puerta de nuestra desidia.
Estoy seguro de llegar a vivir en el corazón de una
palabra;
compartir este calor, esta fatalidad que quieta no sirve y
se corrompe.
Puedo hablar y escuchar la luz
y el color de la piel amada y enemiga y cercana.
Tocar el sueño y la impureza,
nacer con cada temblor gastado en la huida
Tropiezos heridos de muerte;
esperanza y dolor y cansancio y ganas.
Estar hablando, sostener
esta victoria, este puño; saludar, despedirme
Sin jactancias puedo decir
que la vida es lo mejor que conozco.
|
*Francisco
Urondo nació en Santa Fe, Argentina, en 1930. Desarrolló
una amplia actividad literaria en los géneros de poesía,
cuento, teatro y testimonio, así como en periodismo y
guiones de cine y televisión. Tuvo a su cargo la Dirección
General de Cultura de la provincia de Santa Fe. En su
intensa vida política sufrió arrestos y persecuciones,
lo que no impidió el curso acelerado de su producción
literaria. Muere en julio de 1976 combatiendo contra un
comando del ejército. Su obra poética comprende Historia
antigua (1956), Breves (1959), Lugares (1961), Nombres
(1963), Del otro lado (1967), Adolecer (1968) y Larga
distancia (antología publicada en Madrid en 1971). Ha
publicado también los libros de cuentos Todo eso (1966),
Al tacto (1967); Veraneando y Sainete con variaciones
(1966, teatro); Veinte años de poesía argentina (ensayo,
1968); Los pasos previos (novela, 1972), y en 1973, La
patria fusilada, un libro de entrevistas sobre la masacre
de Trelew del '72. Es autor en colaboración de los
guiones cinematográficos de las películas Pajarito Gómez
y Noche terrible, y ha adaptado para la televisión Madame
Bovary de Flaubert, Rojo y Negro de Stendhal y Los Maïas
de Eça de Queiroz.
|
|
|
transdisciplina creativa®
http://transdisciplina.tripod.com ©2002-2003 Cecilia
Suárez
ceciliasuarez-online@fibertel.com.ar Todos
los derechos reservados Un emprendimiento de Suárez y
Asociados
Qué
es transdisciplina creativa? Es un sitio
dedicado a la investigación, capacitación y
difusión de textos e ideas relacionados con la
temática filosófica, comunicacional y de
distintas disciplinas que conforman al
pensamiento del hombre a través de la historia.
Transdisciplina creativa levanta información,
libros, material e imágenes de la web, si usted
esgrime derechos de autor sobre algún material
utilizado, infórmelo solicitando su baja o cita
de su nombre.
Los artículos firmados no reflejan
necesariamente la visión de la editora y son exclusiva
responsabilidad de sus firmantes
|