Qué es
el acoso moral
Gentileza de http://acosomoral.com.ar/

Los términos acoso moral, mobbing, bulling, bossing, etc., son
las etiquetas modernas de un mal que hemos venido sufriendo los
trabajadores y trabajadoras en los últimos años con mucha
frecuencia.
El acoso moral en el trabajo o mobbing es un fenómeno bastante
antiguo y se lo puede define como "cualquier manifestación de
una conducta abusiva y, especialmente, los comportamientos,
palabras, gestos y escritos que puedan atentar contra la
personalidad, dignidad o integridad física de la persona, o que
puedan poner en peligro su empleo o degradar el clima
laboral". El mobbing u hostigamiento psicológico
consiste en un conjunto de actuaciones que se realizan de forma
sutil, sistemática y prolongada en el tiempo y que como consecuencia
provocan la destrucción psicológica de la persona.
Se trataría entonces de un terror psicológico en el trabajo que
implica una comunicación hostil y amoral, dirigida de manera
sistemática por una o diversas personas, casi siempre contra otra
que se siente acorralada en una posición defensiva.
Es una manifestación permanente y sublime de una conducta abusiva
y especialmente de desgaste psicológico, que incluye
comportamientos, palabras, actos, gestos y escritos que puedan
atentar contra la personalidad, la dignidad o la integridad física o
psíquica de un individuo. Se trata de un fenómeno circular, de
una serie de comportamientos deliberados por parte del agresor que
están destinados a desencadenar la ansiedad en la víctima, lo que
provoca en ella una actitud defensiva que a su vez genera nuevas
tensiones.
El acoso moral se puede manifestar con el rechazo a toda
comunicación, la falta de consignas o consignas contradictorias, la
privación o saturación de trabajo, tareas sin sentido o misiones por
debajo de la competencia, degradación del puesto de trabajo,
críticas constantes, vejaciones, humillaciones, declaraciones
calumniosas, insultos, amenazas, etc.
El acoso moral es una actitud deliberada y sistemática de
agresión psicológica, ya sea por afán de destruir
(acoso perverso), de forzar una baja o renuncia
eludiendo el procedimiento de despido (acoso
económico) o, incluso, para crear un marco de
fuerte competencia interna en la plantilla para mejorar su
productividad (acoso estratégico).
Las víctimas suelen ser personas válidas, éticas y honestas, y
por eso mismo vulnerables, y son atacadas por individuos con pocos
escrúpulos y bastantes carencias que intentan suplir hostigando y
fijando la atención en una víctima expiatoria.
El acoso moral se va realizando a lo largo del tiempo y
consiste en prohibir que los compañeros hablen con esa persona,
cambiarle sin justificación los horarios de trabajo, asignarle las
tareas más degradantes, ocultarle información, hablar mal de él o
ella a sus espaldas, criticar su vida personal y familiar, sus
creencias religiosas, hacerla parecer estúpida, hacer como si no
existiera, ridiculizarla, imitar sus gestos, dar a entender que
tiene problemas psicológicos, entre otras muchas
agresiones.
Es una violencia indirecta sin marcas ni heridas, con
daños psicológicos que pueden ser de por vida. El acoso es una
repetición frecuente , intencionada, destructiva, invisible. Un
fenómeno de destrucción de otra persona indirectamente, a lo largo
del tiempo y frecuentemente. La llevan a cabo individuos perversos
narcisistas.
El agresor no considera a la víctima como persona, sino como un
mero objeto utilizable a su antojo. Pierde toda consideración
y respeto, la rebaja, humilla y responsabiliza de cualquier
problema. Intenta aplastarla cuando considera que no es
imprescindible o que le molesta. Son individuos perversos cuyo
objetivo es llegar al poder a cualquier precio, incluso aplastando a
los demás. Ejercen un dominio que paraliza a la víctima
dejándola a su merced. Se considera omnipotente, disfruta
haciendo sufrir, frustrando y machacando permanentemente. Con
lo cual no deja pensar a la víctima para que no llegue a entender su
juego destructor.
La víctima cae en su trampa, no por masoquismo o sufridora, sino
por que el nivel de perversión es tal que le impide entender este
tipo de situaciones. No reacciona antes pues la contradicción
seducción-amenazas a la que se ve reiteradamente sometida la sumerge
en un mar de dudas.
Las consecuencias para la persona pueden ir desde daños a la
salud, insomnio, estrés, ansiedad, depresión, y problemas en el
entorno familiar y de amistades.
Las formas en que se lleva a cabo son, generalmente : el
descrédito público de la víctima, atribuyéndole sistemáticamente
errores, despreciando o criticando su trabajo en presencia de otros
compañeros, o comparándolo con otro supuestamente mejor; la critica
de aspectos de la personalidad o la vida privada de manera continua;
la asignación de funciones sin sentido o por debajo de la
cualificación del trabajador; la presión sistemática,
etc.
Podemos distinguir dentro del acoso moral dos modalidades
diferenciadas:
1. La persecución y
acoso realizada por el empresario o sus representantes frente a
un trabajador o trabajadores por motivos de reorganización, de
reducción de personal, etc. o con el simple objetivo de eliminar
trabajadores incómodos. También se la suele llamar
"bossing".
2. La que realizan unos
trabajadores, que ocupan una posición considerada como superior,
sobre otro u otros ante la conducta pasiva del empresario o sus
representantes. Se la llama "mobbing".
Las herramientas que utiliza el agresor/a para acosar las
encuentra fácilmente en las deficiencias de la organización del
trabajo que hay en la empresa, utilizan la desregulación de las
condiciones de trabajo, horarios, contenido de trabajo, tareas,
etc. de forma perversa para conseguir hacer la vida imposible
a esa persona.
Las empresas se equivocan si piensan que el acoso moral en el
seno de su organización no les afecta. Los perjuicios son evidentes
ya que se produce una disminución de la eficacia y del rendimiento
de los equipos de trabajo (justamente lo contrario de lo que se
pretende). La presión sistemática a los subordinados es un estilo de
dirección ineficaz y poco rentable que genera errores profesionales
y bajas por enfermedad, disminuyendo notablemente el
rendimiento.
De igual manera, la tolerancia de las empresas con los abusos de
determinados individuos enrarece el clima laboral, anula el
potencial de trabajo real de las víctimas y convierte la gestión del
conflicto en la principal preocupación de agresores, agredidos, y
hasta de los testigos.
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