
La adopción
por Mario
Coppolillo*
Primera parte

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Consideraciones generales
En el transcurso de la historia, la adopción ha experimentado
profundos cambios en sus finalidades. Hubo casos en los que
representaba un recurso para evadir la excesiva onerosidad
de los impuestos de herencia, también se sirvieron de ella
otros que deseaban evitar la desaparición de un apellido.
En el Derecho Romano se buscó perpetuar a las grandes
familias, el caso de Fabios, Césares y Escipiones. Hay
historias de familias romanas que son verdaderas historias
de adopciones. Otro motivo de adopción hizo posible desheredar
a los ascendientes buscando como recurso la aparición de un
hijo adoptivo.
Actualmente las estadísticas revelan un marcado incremento del número
de parejas privadas de descendencia que buscan este recurso
respondiendo al natural deseo de tener un hijo y que
permite restituirle al niño deshijado el marco constitutivo
de las relaciones familiares que ha perdido a causa del
abandono.
Para que haya padres adoptantes es necesario que haya padres
abandonantes, el abandono es el fundamento de la adopción,
el adoptante necesita de un otro para realizar su deseo de
tener un hijo, el deseo imposible de un hijo propio se
sustituye por el deseo de tener uno ajeno. Lo que no pudimos
tener, lo tenemos (adoptantes), lo que se pudo tener, no se
tuvo (abandonantes).La pareja infértil se enfrenta con la
opción de renunciar a la descendencia o decidirse por la
institución adoptiva. La gran mayoría de parejas que
eligen adoptar lo hacen movidos por una imposibilidad biológica,
su infertilidad y es aquí donde hay que prestar una
cuidadosa atención, es muy importante considerar las
consecuencias emocionales que se han instalado en la vida de
la pareja. Es éste el motivo por el que hoy se sugiere una
cuidadosa preparación previa al emplazamiento del hijo
adoptivo.
Las mujeres infértiles, en general, han vivido una larga y
penosa historia ginecológica, resistiendo ante los
reiterados fracasos terapéuticos hasta llegar a ser
diagnosticadas como infértiles, lo mismo ocurre cuando el
causante de la imposibilidad de procrear es el varón. La
angustia y la frustración asumen formas veladas y muy
sutiles con relación al "hijo-soñado-deseado-que-no-vino
". La relación con el hijo propio no nacido puede
permanecer tanto en uno como en el otro miembro de la
pareja, el hijo no nacido es el
"hijo-del-deseo-que-no-vino", en consecuencia, el
hijo ajeno recibe las proyecciones del propio por haber sido
instalado en su lugar.
La esterilidad coloca a la pareja en una situación muy
particular, especialmente cuando pensamos en la especial
valoración existente en nuestra cultura con relación a la
maternidad y la paternidad. La esterilidad sigue
representando en nuestra sociedad una "rareza", a
veces, se la considera un estigma, una falta, y hasta una
cierta "anormalidad” que denuncia la imposibilidad de
gratificación, justamente, en el espacio destinado a
procrear. El sentimiento de renuncia generado por esta
imposibilidad se constituye como una vivencia dolorosa que
asume diferentes matices y adoptar representa una
"salida" de esta situación, pero al mismo tiempo
el ingreso a una problemática compleja que impregna la
totalidad de la vida de los adoptantes. A veces se ve en la
adopción una forma de reasegurar la continuidad del vínculo
matrimonial, también una manera de restaurar el daño
ocasionado al narcisismo por la imposibilidad de engendrar
un hijo, en consecuencia, cuando se ha tomado la decisión
de adoptar es necesario plantearse un profundo y cuidadoso
esclarecimiento de sus causas. Una vez producida la llegada
del hijo adoptivo los adoptantes comienzan a plantearse
innumerables interrogantes que suelen generar situaciones de
extrema ansiedad y temor. No es extraño el reclamo de
ciertas seguridades con respecto al adoptado. Esto nos
conduce a una reflexión más profunda. Nos deberíamos
preguntar ¿para quién la seguridad?,¿para los adoptantes,
si reciben un niño sano, sin riesgos de un desarrollo
conflictivo?, ¿con determinadas características físicas y
un potencial de inteligencia que asegure una feliz adaptación
al medio que ellos ofrecen? Todos estos y muchos otros son
los motivos que inducen a una cuidadosa y responsable
preparación, sólo si se reúnen las condiciones
emocionales es posible recomendar esta alternativa y se podrá
asegurar al adoptivo un marco familiar estable que ofrezca
un desarrollo adecuado y saludable, al mismo tiempo que
representa un beneficio a la comunidad seriamente afectada
por el abandono de niños. Partimos del supuesto de que los
organismos destinados a controlar la adopción son
responsables en las situaciones que están en juego, ya se
trate del adoptado como de los adoptantes, El objetivo
es evitar nuevas y penosas frustraciones. La institución
adoptiva es el medio más idóneo para restituir al
abandonado aquello que no tuvo, mientras que a la pareja infértil
le otorga la posibilidad de lo imposible, prohijar a un hijo
ajeno. Es evidente que la figura de la adopción beneficia
tanto a unos como a otros y a la sociedad en conjunto porque
resuelve en gran parte la trágica experiencia del abandono
infantil.
Las alternativas que ofrece nuestra sociedad en cuanto al
abordaje del abandono son penosas e insuficientes. Los
riesgos a que se expone al niño abandonado por sus padres
son innumerables y en un alto porcentaje irreversibles.
Nuestra sociedad se muestra impotente y no sabe organizar
los recursos para aplicar una verdadera y adecuada
asistencia. Tampoco se cuenta con una filosofía que permita
un marco referencial y operativo. Una gran cantidad de
chicos abandonados se convierte en "protegidos del
Estado” lo que rara vez pone a salvo al niño de los
riesgos que implica el abandono, permanecen largos años
institucionalizados en casas maternales, orfanatos u
hospitales. También existen otras categorías de chicos
abandonados, hijos de padres encarcelados, o de padres
divorciados, huérfanos que son criados por otros que no son
sus padres y otros cuyas familias se han desintegrado. La
adopción y la tutela son opciones con las que contamos para
responder en parte a esta problemática. La tutela moral
reviste un aspecto de participación social en la que se
ofrece asistencia y educación, además de un marco
institucional que no suele ser siempre suficiente como para
contener la angustia producida por la renuncia de los padres
a criar y amar a sus hijos. Son conocidos los resultados de
investigaciones en el tema del abandono y la
institucionalización del abandonado, los efectos más
visibles son los referentes al retraso del lenguaje, las
dificultades para establecer vínculos afectivos, el déficit
emocional e intelectual, etc.
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La adopción
por Mario
Coppolillo*
Segunda parte
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En
efecto, es la institución adoptiva la medida más
adecuada para ofrecer a un chico sin familia la
posibilidad de recrear los vínculos familiares
perdidos y restablecer al mismo tiempo las
condiciones fundamentales de un desarrollo pleno
de sus potencialidades.
Desde
la perspectiva jurídica es preciso admitir
que no todos los niños abandonados pueden ser
acogidos dentro de la normativa que regula la
adopción, se consideran ciertos requisitos que,
tienen como finalidad preservar, no sólo los
derechos del niño y los de los adoptantes sino
también los de los padres de orígen con respecto
del niño. En concecuencia no pueden ser adoptados
todos los niños que se encuentren en situación
de abandono. Los nuevos ordenamientos jurídicos
que regulan la institución adoptiva abrieron
nuevas posibilidades en los últimos años, tanto
a los abandonados como a los adoptantes. Se
atenuaron ciertas exigencias y se incrementó la
posibilidad de acceder a la adopción. Se
robusteció el vínculo adoptivo al mismo tiempo
que se logró la equiparación del adoptado con el
hijo legítimo y en muchos países el plazo de
espera se ha reducido considerablemente.
Sin
embargo, la problemática del abandono no ha
llegado a ser objeto de un abordaje
consciente y amplio, además de no contar con
presupuestos estatales para llevar a la
práctica los conocimientos alcanzados en el tema.
La existencia de niños abandonados debería ser una responsabilidad colectiva, de lo
contrario nos encontraremos con lo que nos ocurre
hoy, un amplio sector social que vemos
absolutamente desatendido y con un futuro incierto
sin soluciones posibles.La experiencia nos ha
mostrado que en un contexto social apropiado, las
madres solteras, pueden conservar a sus hijos,
darles la educación necesaria y criarlos junto a
ellas. Una asistencia educativa, orientadora y
planificada, que tienda a desculpabilizar a estas
madres, y más aún, si esta tarea se lleva a cabo
dentro de una relación de neutralidad y respeto
podría aportar a estas mujeres la ayuda apropiada
para emprender la búsqueda de los más
conveniente, para ellas y para sus hijos. Entonces
deberíamos plantear justamente lo contrario, no
el abandono sino la aceptación, pero dada la
situación de nuestra realidad, la perspectiva de
la aceptación movilizaría todo el andamiaje de
nuestros valores sociales. En nuestro país, por
ejemplo,esta practica basada en una nueva filosofía
sería algo imposible de aplicar. En algunas
comunidades escandinavas las madres solteras
cuentan con un sistema de asistencia dotado con
personal especializado, cuya tarea consiste en
brindar información y asesoramiento a todas las
madres que lo requieran y el objetivo de estos servicios es que estas madres
consultantes lleven a buen término la solución a´estos
problemas. En caso de necesidad, incluso la madre
puede requerir el ingreso a un centro o institución
con el fin de recibir protección y solución a
este tipo de dificultades, ya que de lo que se
trata es de evitar el abandono del niño, los
problemas hay que resolverlos en sus causas y no
en sus efectos, es mucho más aficaz evitar el
abandono que buscar soluciones a la infancia
abandonada que tiene mayores costos en materia de
sufrimiento y más riesgos en cuanto a la búsqueda
de un contexto para el abandonado.
Problemática
de los adoptantes
La
adopción, en cuanto empresa educativa, proveedora
de afecto y protección representa la mejor solución
para la problemática de la infancia
abandonada,aunque en algunos casos la peor, si
tenemos en cuenta que este recurso que nos ofrece
la cultura, es un hecho determinado por una
voluntaria elección de la pareja biológicamente
infértil ( o no ), pero al mismo tiempo la adopción
constituye un hecho que es producto de una
historia triste, angustiosa y lamentable, tanto
para el
niño como para sus padres biológicos.
En
tiempos pasados, el emplazamiento de un niño en
la familia adoptiva no implicaba un análisis
pormenorizado y profundo de las condiciones de
aquella familia. Era sólo suficiente con
verificar la situación económica de los
adoptantes y la posición social que ocupaban.
Sin
embargo hoy, y como resultado de nuestro progreso
social y teniendo en cuenta los derechos del niño,
se pretende ir más lejos de los límites
impuestos en otros tiempos, los candidatos que
aspiran a la adopción se hallan más axigidos
en cuanto a requisitos que deben reunir para
materializar su aspiración. No sólo se explora
el nivel económico de los adoptantes, también se
consideran las motivaciones que los impulsan a
prohijar, sus capacidades afectivas, el vínculo
entre ellos, sus cualidades educativas,etc.
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La adopción
por Mario
Coppolillo*
Tercera parte

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Los
estudios realizados sobre la pareja que va a
adoptar tienen como finalidad primordial
salvaguardar los intereses del niño y
al mismo tiempo comprobar si las condiciones que
ofrecen los adoptantes son propicias para
garantizar un desarrollo evolutivo saludable en
todos los aspectos, psicológicos,sociales,
educativos, económicos,etc.
A
menudo, los adoptante recurren a la institución
adoptiva después de largos estudios y frustrantes
experiencias que concluyen en una traumática
certeza de infertilidad y los motivos conscientes
de la adopción responden claramente al deseo de
tener un hijo, no obstante se han visto casos en
que después de haber concretado la adopción la
madre llega a quedar embarazada, lo que demuestra
que en ciertos casos se trataba de una
infertilidad de orígen funcional. El cuidado del
niño, el contacto afectivo con él determinan
la desaparición de los temores que la
incapacitaban para lograr la fecundación. Estos
temores incoscientes relacionados con la concepción,
el parto y la maternidad, se atenúan y hasta
desaparecen por el hecho placentero de estar junto
al niño y obtener gratificaciones por todo lo que
comporta su presencia. Al perder el miedo se
reduce la ansiedad y los mecanismos que
incapacitaban para la fecundación dejan de actuar
y la mujer que hasta el momento había sido
diagnosticada como infértil inicia el proceso de
gestación. Evidentemente, esto no ocurre en todos
los casos,de lo contrario,la adopción sería una
condición beneficiosa para que toda mujer
diagnosticada infértil pueda quedar embarazada y
acceder así a la maternidad.Muchas vecces se
adopta y al mismo tiempo la pareja renuncia a la
esperanza de tener un hijo propio. En casos muy
complicados, sucede que no hay un diagnóstico
como para que la pareja tome una resolución
definitiva, los exámenes demuestran que no
existen causas orgánicas concretas que impidan la
procreación, pero ésta no se produce y la pareja
se mantiene en la duda sin poder tomar una decisión
que les permita proyectar sus anhelos con miras a
la posibilidad de criar y educar.Muchas parejas
recurren a la adopción
después
de haber experimentado la pérdida de un hijo
propio. En éstos casos la adopción puede
convertirse en un medio para compensar la dolorosa
vivencia que deja la desaparición de un hijo,
situación difícil y delicada porque coloca al
adoptivo en el lugar del hijo desaparecido.Los
adoptantes, en estos casos, pueden desarrollar una
tarea valiosa con el adoptado, siempre que el
pasado tan doloroso no proyecte sus consecuencias
negativas sobre él. Es necesario en estos casos
sugerir a los padres un período de asistencia
psicoterapéutica previo a la adopción
que ayude a encausar el sentimiento de pérdida y
llevar a cabo una sana reparación de los aspectos
dañados del narcisismo de ambos. Insistimos en
que gran parte del éxito de una adopción
se debe al hecho de que los adoptantes puedan
prohijar teniendo lo más claro posible las
motivaciones que impulsan al deseo de adoptar.
Esclarecer profundamente las fantasías de los
adoptantes acerca de lo que implica prohijar un
hijo de otro, si podrán o no hacerse cargo de
informar acerca del orígen y de todo aquello que
hace a esta problemática
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La adopción
por Mario
Coppolillo*
Cuarta parte

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Las fantasías
del robo del hijo
La situación de
los adoptantes,por la misma condición que caracteriza al acto
de adoptar,nos exige una reflexión acerca de ciertos postulados
psicoanalíticos derivados de las experiencias emocionales por
las que atraviesa toda mujer durante su período de gestación.
Desde el primer
momento en que la mujer embarazada tiene consciencia de su
estado se verá enfrentada con la imagen de su propia madre,
reactualiza durante el embarazo y parto la primitiva relación
que ha vivido con ella. Se trata, por lo tanto,de una doble
identificación. Se establece una situación especular con el
propio hijo que está gestando, en este proceso la embarazada
reactiva su propia experiencia en el interior del cuerpo de su
madre, es decir, su propia vivencia intrauterina.Al mismo
tiempo, el hijo que está gestando representa a su propia madre,
de este modo,su relación ambivalente con ella se reactiva
en la relación con el hijo, pero este puede asumir otras
representaciones para ella, puede activarse la fantasía de que
es un hijo robado a la madre y aquí recurrimos a los conceptos
elaborados por Melanie Klein para esclarecer y explicar estos
procesos fantasmáticos relativos a las tempranas experiencias
inconscientes de las niñas (deseos de despojar a la madre de
los contenidos valiosos que alberga el interior de su cuerpo)
Una inadecuada elaboración de estas fantasías puede generar
serios trastornos durante el embarazo, incluso pueden ser factor
determinante de muchos casos de esterilidad funcional. En los
temores de la mujer embarazada a dar a luz un ser anormal,
monstruoso, se ponen de manifiesto las primitivas fantasías que
son vividas como monstruosas. En la fantasmagoría incosciente,
incluso en los mismos sueños, el hijo en gestación adquiere la
representación de un destructor del interior de su cuerpo.
Cuando nos referimos a la esterilidad, decimos que la mujer estéril
puede sentirse víctima de un castigo impuesto para destruir su
capacidad reproductiva, castigo-venganza proveniente de su
propia madre.La mujer embarazada que teme ser dañada por el
hijo que está gestando tiene la vivencia de que el embarazo es
algo peligroso impuesto por su madre, lo que convierte al
embarazo en castigo. En muchos casos, esto se expresa, por medio
de los intentos de abortar, lo que genera profundos sentimientos
de culpa. En el caso de la adopción, por el mismo hecho de
recibir un hijo de otra mujer, y sin la mediación del
proceso biológico, las fantasías del robo del hijo se acentúan
de manera considerable. La adoptante experimenta de modo casi
constante que la madre biológica volverá algún día para
recuperar a su hijo y así vengarse de ella por hebérselo
robado.
Estudios antropológicos
realizados en las islas Marquesas revela que,cuando las mujeres
dan a luz,un personaje caracterizado como brujo lleva a cabo un
ritual en el que produce sonidos para dar la idea de que aparece
para llevarse a los niños recién nacidos.En las madres
adoptivas, todas estas fantasías persecutorias y
culpabilizantes adquieren un especial relieve. Las fantasías
persecutorias de la adoptante, en relación a su propia madre
"vengativa y todopoderosa",son proyectadas hacia la
madre biológica del adoptado. La madre de orígen
"todopoderosa-y-capaz-de-engendrar" adquiere un carácter
persecutorio, creando al mismo tiempo sentimientos de
culpabilidad, dado que la madre biológica, en las fantasías
inconscientes de la adoptante, ha sido despojada del hijo y
condenada a la pérdida, "castrada".Estos sentimientos
de culpabilidad pueden influir negativamente en el vínculo con
el adoptado.
Es frecuente que,
en las entrevistas previas a la adopción, muchas madres
adoptantes declaren su preferencia por no saber nada sobre la
madre biológica, lo que demuestra una profunda preocupación
acerca de aquella.

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La adopción
por Mario
Coppolillo*
Quinta parte

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Este incipiente
extrañamiento de los padres, que puede designarse como novela
familiar de los neuróticos, continúa como una nueva fase
evolutiva que raramente subsiste en el recuerdo consciente, pero
que casi siempre puede ser revelada por el psicoanálisis.En
efecto,tanto la esencia misma de la neurosis como la de todo
talento superior tiene por rasgo característico una actividad
imaginativa de particular intensidad, que manifiesta primero en
los juegos infantiles, domina más tarde, hacia la época
puberal, todo el tema de las relaciones familiares. Un ejemplo
característico de este tipo particular de fantasía lo hallamos
en el conocido ensueño diurno, que persiste mucho más allá de
la pubertad. Examinando detenidamente estos sueños
diurnos, compruébase que sirven a la realización de deseos y a
la rectificación de las experiencias cotidianas, persiguiendo
principalmente dos objetivos, el erótico y el ambicioso, aunque
tras este último suele ocultarse también el fin erótico.
Hacia la época mencionada,la imaginación del niño se
dedica pues a la tarea de liberarse de los padres menospreciados
y a reemplazarlos por otros, generalmente de categoría más
elevada. En esta relación el niño aprovecha cualquier
coincidencia oportuna que le ofrezcan sus experiencias
reales-como los encuentros con el señor feudal o el
terrateniente,si vive en el campo, o con algún dignatario o
aristócrata en la ciudad-,despertando dichas vivencias casuales
la envidia del niño, que luego se expresa en las fantasía de
sustituir al padre y a la madre por otros más encumbrados. La técnica
aplicada para realizar tales fantasías-que en ese período
son,por supuesto conscientes-depende de la habilidad y del
material que el niño encuentre a su disposición. También es
importante considerar si las fantasías son elaboradas con mayor
o menor afán de verosimilitud. Esta fase se alcanza en una época
en la cual el niño ignora todavía las condiciones sexuales de
la procreación.
Poco después,
cuando el niño llega a conocer las múltiples vinculaciones
sexuales entre el padre y la madre,cuando comprende que
pater semper incertus est, mientras que la madre es certísima,
la novela familiar experimenta una restricción particular, se
limita en adelante a exaltar al padre, pero ya no duda del
origen materno, aceptándolo como algo inalterable.Esta segunda
fase (sexual) de la novela familiar es sustentada asimismo por
otra motivación, que falta en la primera fase (asexual). Con el
conocimiento de los procesos sexuales surge en el niño la
tendencia a imaginarse situaciones y relaciones eróticas,tendencia
que es impulsada por el deseo de colocar a la madre-objeto de la
más intensa curiosodad sexual- en situaciones de secreta
infidelidad y de relaciones amorosas ocultas. De tal
modo,aquellas primeras fantasías, en cierto modo asexuales, se
ponen a la altura de los nuevos conocimientos adquiridos.
Además el tema
de la venganza y de la ley del talión, que en la fase anterior
ocupaba el primer plano, reaparece también aquí.Por regla
general, estos niños neuróticos son precisamente aquellos que
fueron castigados por sus padres para corregir sus hábitos
sexuales, y que ahora se vengan de ellos mediante tales fantasías.
Los hermanos
menores son los que más particularmente tienden a utilizar
estas creaciones imaginarias,para privar a los hermanos mayores
de sus prerrogativas(igual que sucede en las intrígas históricas),
y a menudo no vacilan en adjudicar a la madre tantas relaciones
amorosas ficticias como competidores fraternos encuentran. Puede
darse entonces una interesante versión de esta novela familiar,
en la cual su protagonista y autor vuelve a reclamar su
legitimidad para sí mismo,mientras que elimina a sus hermanos y
hermanas,proclamándolos ilegítimos. Otros intereses
particulares pueden orientar asimismo la novela familiar,cuyas múltiples
facetas y cuya vasta aplicabilidad la torna accesible a toda
clase de tendencias. Así, por ejemplo,el pequeño fantaseador
puede eliminar la prohibitiva relación de parentesco con
una hermana con la cual se siente sexualmente atraído.
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La adopción
por Mario
Coppolillo*
Sexta
parte

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Quien se sienta inclinado
a apartarse con horror de esta depravación del alma infantil, y
aún esté tentado de negar que tales cosas sean posibles, habrá
de tener en cuenta que todas estas obras de ficción,
aparentemente tan plenas de hostilidad, no son en realidad tan
malévolas, y hasta conservan, bajo tenue disfraz, todo el
primitivo afecto del niño por sus padres. La infidelidad y la
ingratitud son solo aparentes, pues si se examina en detalle la
más común de estas fantasías novelescas, es decir,la
sustitución de ambos padres, o solo del padre, por personajes más
encumbrados, se advertirá que todos estos nuevos padres
aristocráticos están provistos de atributos derivados
exclusivamente de recuerdos reales de los verdaderos y humildes
padres, de modo que en realidad el niño no elimina al padre,
sino que lo exalta.Más aún, todo ese esfuerzo por reemplazar
al padre real con uno superior,es solo la expresión de la añoranza que
el niño siente por aquel feliz tiempo pasado, cuando su
padre le parecía el más noble y fuerte de los hombres, y su
madre, la más amorosa y bella mujer. Del padre que ahora conoce
se aparta hacia aquel en quien creyó durante los primeros años
de la infancia;su fantasía, no es,en el fondo, sino la expresión
de su pesar por haber perdido estos días tan felices.Así, en
estas fantasías vuelve a recuperar su plena vigencia la
sobrevaloración que caracteriza los primeros años de la
infancia. El estudio de los sueños ofrece una interesante
contribución a dicho tema, pues su interpretación enseña que,
incluso en años avanzados, cuando en un sueño aparecen las
figuras encumbradas del emperador y de la emperatriz, ellas
representan siempre al padre y a la madre del soñante. De donde
la sobrevaloración infantil de los padres subsiste asimismo en
los sueños de los adultos normales". ( FREUD S. (1909)
"La novela familiar del neurótico" en Obras
Completas. Tomo III)
Es preciso
considerar que el hijo adoptivo, especialmente cuando fue
tempranamente acogido por padres sanos, es un niño normal
respecto a la experiencia de su propia novela familiar. Al
elaborar sus fantasías de pertenencia a otros padres lo hace
por las mismas necesidades que impulsan a todo niño a vivir
dicha experiencia. La realidad de la situación adoptiva y la
doble pareja parental debida a esta situación, es algo que
entra posteriormente en el campo de sus conocimientos incluso
despues de haberse establecido algunas de las identificaciones.
El conocimiento
de estas fantasías, que se producen en todo niño, puede
esclarecer algunas situaciones a los padres adoptivos para saber
a que atenerse y como manejarse en ocaciones en que surgen
conflictos relacionados con esta temática. Pueden aparecer
lamentaciones en los hijos adoptivos por no tener otros
padres,los mismos que figuran en sus fantasías como modelo.Esto
responde a las mismas circunstancias que vemos en todo niño.
Es decir, a la realidad de la existencia de padres que no son
tan fuertes y generosos como fueron imaginados y soñados,
desprovistos de las limitaciones que encuentra en los
padres reales, limitaciones que, al fin ,todos los padres
comparten, y me refiero tanto a los adoptantes como a los biológicos.
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La adopción y sus
aspectos clínicos, por Mario Coppolillo.
Séptima parte

La posibilidad de que ocurra un retraso en el desarrollo físico
y emocional es algo verdaderamente crítico para el niño,
especialmente para aquellos que han sido abandonados o sometidos a
malos tratos,los que han sido privados del afecto y de los primeros
cuidados, porque en muchos casos esto se torna irreversible si no es
tratado a tiempo y reparado como corresponde.
La adopción es una figura jurídica que, si bien en sus
orígenes respondió a determinados intereses por parte de los
adoptantes, en nuestro tiempo está especialmente destinada a
brindar la protección necesaria a la infancia desvalída. Esto
está demostrado por el especial tratamiento que en la actualidad se
presta a los futuros adoptantes y el abordaje que se lleva a cabo
con los mismos niños que son considerados en condiciones de ser
adoptados. En la actualidad, la adopción constituye el mejor medio
para prohijar a la infancia abandonada, ofrece protección y
bienestar, recrea los vínculos perdidos y repara enormes problemas
sociales creados por las desventuras del abandono y la finalidad
principal es que estos niños reciban el mismo trato y
consideración que los hijos legítimos.
Los derechos de los adoptantes también serán preservados con
todas las garantías posibles de que el niño que han de recibir
reúne las condiciones de salud y preparación emocional, como
también la absoluta seguridad de que sus padres de origen no
efectuarán reclamación alguna al respecto. La cesación de los
derechos de los padres biológicos es algo que ya se encuentra
previsto en las legislaciones vigentes,ya que, es necesario la
disolución de los vínculospara poder crear otros nuevos.
Para garantizar de forma adecuada los primeros pasos de la
adopción, es preciso que se ofrezca la protección y las garantías
a las diferentes partes que intervienen en este acto jurídico.
Todas las adopciones se llevan a cabo por medio de un organismo
especialmente dotado para ello, en la que se efectúa una rigurosa
tarea de control, tanto del adoptado como de los adoptantes.
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