TENGO MIEDO

por Silvana Boggiano*

Tengo miedo.
Tengo un miedo que trepa incansablamente por mis muslos. Mis caderas reciben un miedo menor porque mi sexo absorbe siete u ocho miedos y los disuelve con su paciencia de mar. Pero el miedo sigue trepando, reptando, husmeando mis vísceras y se instala en la boca del estómago. A esta altura, amenaza también mis manos. Las corro, pero sé que quedarán inmóviles si no me muevo.

Lo opuesto al amor es el miedo.

La lengua de la serpiente-miedo lame y trepa, trepa y lame. Lame mis pulmones, mi esófago y llega a la garganta. Me llevo las manos a la garganta y el miedo aprieta. Sé que aprieta, pero no puedo defender mi saliva.

Lo opuesto al amor es el miedo.

Trago saliva y sé que estoy tragando miedo y me levanto a vomitar miedo y vomito serpientesoscuras y enroscadas entre sí.

Lo opuesto al amor es el miedo. Lo opuesto al amor es el miedo! Lo opuesto al amor es el miedo!!

Dejo el inodoro atrás, dejo el baño atrás, dejo el vómito atrás, los opuesto al miedo es el amor, voy por el corredor hacia el dormitorio, me cuesta mover mis muslos y las manos apenas responden, tanteando las paredes del corredor.

Lo opuesto al miedo es el amor.

Voy llegando al cuarto, al dormitorio, a la cama donde está mi amor, donde está el amor.
Me tiro en la cama. Está dormido. El amor está dormido, durmiendo su amor por mí. Y le toco la cara con la mano izquierda, que todavía hormiguea miedo. Pero lo toco.

Lo opuesto al miedo es el amor.

Y el amor sonríe entre sueños, sin saber que esa mano todavía tiembla por la picadura de la serpieste. El amor sonríe y esa sonrisa calma el hormigueo y puedo mover la mano hacia sus labios.

Lo opuesto al miedo es el amor.

Recorro la boca de mi amor que despierta, recorro esa boca que me besa, la beso, me besa, me besa.

Lo opuesto al amor es el miedo. Lo opuesto al amor es el miedo! Lo opuesto al amor es el miedo!!

Los ojos despiertos del amor me besan, y entonces nuestros cuerpos también se besan,se aman, se besan, se aman, se besan. Y llegamos, vamos llegando a la ternura cotidiana de encontrarnos, para quedarnos, una vez más en esa orilla.

* Escritora argentina